8 de diciembre 2024
Grupos insurgentes declararon Damasco “libre” del presidente Bashar al Assad, tras doce días de ofensiva iniciada por una coalición liderada por el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (HTS), junto a otras facciones respaldadas por Turquía para derrotar al Gobierno sirio.
Al Assad, que gobernó su país con mano de hierro durante 24 años, recibió asilo en Rusia, según informó una fuente del Kremlin a la agencia TASS. “El presidente de Siria, Assad, llegó junto a su familia a Moscú. Rusia, partiendo de criterios de carácter humanitario, le ofreció asilo”, señaló la fuente.
El éxito rotundo de una operación insurgente que obtuvo un triunfo fulminante, fue el entrenamiento durante más de una década, turnos constantes, una operación planeada y coordinada entre diferentes grupos armados, y la baja moral de las tropas del derrocado presidente sirio, según un líder opositor.
Hadi al Bahra, presidente del máximo órgano político de la oposición siria en el exilio, la Coalición Nacional Siria (CNFROS), afirmó a EFE desde el Foro de Doha que la vertiginosa ofensiva que logró llegar a Damasco en tan solo 12 días “era lo esperado” dado que Al Assad asumió que sus soldados eran “los mismos que en 2011”, cuando empezó la guerra civil.
“Los soldados de la oposición han estado entrenándose y se les ha dado sangre nueva. Se les ha enseñado a utilizar drones, a utilizar armas avanzadas y también a planificar y elaborar estrategias”, afirmó el político, que indicó que las tropas de Al Assad “no lo hicieron”.
La operación contra Bachar al Assad
Además, la operación iniciada el 27 de noviembre “fue una sorpresa para el régimen” ya que los insurgentes emplearon un sistema de tres turnos cada ocho horas para poder combatir sin descanso día y noche.
A esto se añadió la baja moral del Ejército sirio tras el debilitamiento del grupo chií libanés Hizbolá, que sufrió cuantiosas pérdidas durante más de un año de hostilidades con Israel, mientras que Irán y Rusia tampoco hicieron un gran aporte para repeler la ofensiva de los rebeldes y defender a su aliado, Al Assad.
“Esta vez no vieron muchos aviones (de combate) rusos y sabían que Hizbolá no vendría y que Irán no vendría. Además, el apoyo logístico del régimen es muy pobre. Pusieron soldados en primera línea y si comían una patata y un huevo, eso ya era perfecto”, indicó Al Bahra.
“No tienen ropa adecuada para el invierno para mantenerse calientes. No tienen camas. No tienen baños. Entonces, ¿por qué deberían luchar? ¿Para quién? Mientras, nuestros combatientes son los desplazados internos que quieren volver a sus hogares, así que están luchando para volver a sus casas”, indicó.
Desde el estallido de la guerra en Siria en 2011, más de 14 millones de sirios se han visto obligados a huir de sus hogares, según datos de la ONU, que indican que más de 7.2 millones “siguen desplazados internamente en su propio país”, donde el 70% de la población necesita asistencia humanitaria y el 90 % vive debajo del umbral de la pobreza.
Gobierno de transición
Al Bahra también declaró que “hay un acuerdo de que el órgano de gobierno de transición no será de HTS… Será civil”, aseveró añadiendo que entre la coalición opositora hay un conjunto de normas “para garantizar que no haya extremismo sobre el terreno, ni mala conducta, ni violación de los derechos humanos”, algo que “hasta ahora está funcionando muy bien” pese a que todavía no se ha reunido con el líder de HTS, Abu Mohamed al Jolani.
El político que lidera la oposición en el exilio desde Turquía recordó los orígenes de Al Jolani, que encabezó el Frente al Nusra, la exfilial de Al Qaeda en Siria, que fue reconvertida posteriormente al HTS tras escindirse de la organización terrorista.
Asimismo, aseguró que actualmente no hay luchas internas por el poder en el seno de la coalición de fuerzas opositoras, al tiempo que afirmó que el objetivo “es tener una Siria unida, no dividida”, por lo que se requiere unir a todas las facciones “bajo un solo gobierno”.
En esta línea, dijo que tras la caída de Al Assad no hay intención de desmantelar su partido, el Baaz, y en vez de eso reconvertirlo en una formación “normal” para no repetir los mismos errores en Irak después del derrocamiento del dictador Sadam Husein en 2003.
“Si los desmantelamos, los aislamos. Y si los aislamos, se vuelven extremistas”, indicó, al tiempo que aseguró que se limitará la “interferencia” de Irán y de Rusia -los principales aliados de Al Assad- de los asuntos de Siria.
Desde Moscú, se reportó que Rusia está preocupada por la seguridad de sus bases en Siria. Un representante del Kremlin declaró que, “funcionarios rusos están en contacto con representantes de la oposición armada siria, cuyos líderes garantizaron la seguridad de las bases militares rusas y las instituciones diplomáticas en territorio de Siria”.
En Washington, el presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró que Estados Unidos “hablará con todos los grupos sirios” en un proceso de transición liderado por Naciones Unidas para cerrar la era de “brutalidad” de la familia Al Assad en el país.
En un breve discurso desde la Casa Blanca, Biden dijo que “hemos tomado nota de las declaraciones de los grupos rebeldes en los últimos días y están diciendo ahora lo correcto, pero tienen grandes responsabilidades”. Refugiados sirios celebraron en Serbia, Líbano, Austria, España, y todas las grandes ciudades sirias, el fin de la dictadura que atenazó a su país durante todo el siglo 21, y los que viven en países vecinos al suyo comenzaron a regresar a su patria. EFE