18 de noviembre 2024
Algunos de los primeros nombramientos del gabinete del presidente electo Donald Trump están causando revuelo en el Congreso de Estados Unidos.
Steve Miller y Tom Homan, dos viejos conocidos de la política antimigratoria, estarán a cargo de las deportaciones masivas; el empresario multimillonario Elon Musk, dirigirá un departamento de “eficiencia” para recortar el presupuesto y desmontar el Gobierno federal; el activista antivacunas, Robert Kennedy Jr., será el Secretario de Salud; y el excongresista de Florida, Matt Gaetz, investigado por abuso sexual de menores, está nominado como el nuevo fiscal de la nación.
Emily Mendrala, exsubsecretaria del hemisferio occidental en el Departamento de Estado hasta mayo de 2024, dice que no le sorprenden los nombramientos, porque “la política del presidente Trump y las promesas que hizo en su campaña electoral son quebrar el sistema del gobierno federal, y está nominando a personas que no creen en el sistema que pretenden guiar”.
En una entrevista en el programa Esta Semana, que se transmite en el canal de YouTube de Confidencial, debido a la censura televisiva en Nicaragua, la también exasesora para migración de la Casa Blanca durante el gobierno de Joe Biden, considera que la política de deportaciones masivas que Trump pretende ejecutar, deberá sortear diversos obstáculos.
“Tienen que negociar con los países para que estén de acuerdo en recibir a los aviones con sus nacionales, pero además, van a necesitar muchísimos recursos del Congreso que no tienen en estos momentos para tener edificios, aviones, y personal de deportación, sin mencionar el impacto que las deportaciones masivas podrían tener en la economía de los Estados Unidos, y también el efecto que podría tener en los países en América Latina, recibir de manera masiva a los deportados de los Estados Unidos”.
Mendrala, actualmente asesora de la Consultora Dinámicas Américas, también se refirió al nombramiento del senador de origen cubano Marco Rubio, considerado un “halcón” en política exterior, como nuevo Secretario de Estado, que oscila entre sus inclinaciones ideológicas y el pragmatismo.
“Vamos a ver: ser Secretario de Estado es diferente de ser Senador”, explicó Mendrala. “Él tiene mucha experiencia en América Latina, conoce muy bien a muchos líderes y va a estar trabajando no solo con sus propias opiniones, sino con la administración Trump y su equipo, para implementar la visión del presidente. América Latina, por supuesto, va a recibir más atención, y espero que eso será para bien”, comentó.
Las deportaciones masivas y las tarifas
Hay mucha controversia por las nominaciones de algunos de los miembros del futuro gabinete del presidente electo Donald Trump, pero empecemos con aquellos que tienen la misión de implementar aspectos centrales de su programa electoral: la política antimigratoria y las deportaciones masivas. Tom Homan, conocido ahora como el “zar de la frontera” y Steve Miller, el subdirector de Política de la Casa Blanca. ¿Qué representan estos dos nombramientos?
Ellos trabajaron en la administración Trump en la primera vuelta de su Gobierno. Fueron parte de las políticas del presidente Trump en la frontera y también hacia el exterior. Promovieron Protocolos de Protección de Migrantes, y Acuerdos de Cooperación de Asilo con países en la región para poder mandar gente fuera de Estados Unidos más fácilmente. Y también ejecutaron las políticas que separaron niños de sus familias una vez que llegaron a la frontera. Ellos conocen muy bien el sistema del gobierno federal y tienen planes para implementar deportaciones masivas, y saben cómo manejarlo en el sistema de gobierno de los Estados Unidos.
¿Qué implica ejecutar una deportación masiva? Por ejemplo, si los deportados son originarios de México o son originarios de Venezuela, o son originarios de Honduras o de Nicaragua, ¿el Gobierno tiene que entrar en alguna clase de negociación con esos países donde van los deportados?
En algunos casos, claro que sí. Con muchos países en América Latina, el Gobierno de Estados Unidos ya tiene acuerdos para remover gente que no tiene estatus legal en los Estados Unidos o que ha entrado de manera ilegal cruzando la frontera. El Gobierno de Estados Unidos tiene acuerdos con países para deportarlos, y las naciones en América Latina van a recibir sus nacionalidades. Hay algunos países que no cumplen con estos acuerdos o con los cuales no tenemos acuerdos.
Por ejemplo, Venezuela es uno de esos. Hemos podido deportar a algunos venezolanos en años recientes, pero Venezuela dejó de aceptar sus nacionales el año pasado. Y si el presidente Trump y su Gobierno van a querer reiniciar, van a tener que entrar en un acuerdo con Venezuela para hacerlo.
¿Podría darse una política transaccional de parte del Gobierno del presidente Trump si quiere realizar deportaciones? Quizás hay otros temas en la relación con esos países que pueda dar lugar a una negociación. ¿Son acciones que no se hacen totalmente de manera unilateral por parte del Gobierno de Estados Unidos?
Claro, se requiere negociación, se requieren acuerdos. No puede ser de manera unilateral, porque el país tiene que estar de acuerdo y recibir a los aviones y recibir de retorno sus nacionales. Y hablando sobre el método transaccional, nosotros vimos en el primer Gobierno del presidente Trump, que realmente manejó muchas relaciones alrededor del mundo de manera transaccional y podemos esperar que lo va a hacer en la segunda vuelta también.
En el caso de Nicaragua, por ejemplo, hay entre 150 000 y 300 000 personas que podrían ser parte del universo de posibles deportados, porque se encuentran en una situación irregular en Estados Unidos. Aunque Manuel Orozco decía que hay por lo menos 10 000 que estarían en la lista corta de posibles personas a ser deportados, es una cantidad muy grande de personas.
Los planes de deportaciones masivas que tiene la administración Trump, van a necesitar muchos recursos que no tienen en este momento. Van a tener que trabajar con el Congreso de los Estados Unidos para recibir los recursos necesarios para cumplir con sus planes. No existen, por ejemplo, edificios en donde pueden mantener a la gente antes de deportarlos. No hay fondos para los aviones, para los oficiales necesarios para buscar a las personas que están en ese estatus irregular para deportarlos. Realmente tienen muchos problemas con esos planes, sin mencionar el impacto que podría tener en la economía de Estados Unidos y también el efecto que podría tener en los países en América Latina tener que recibir de manera masiva deportaciones de los Estados Unidos.
Otra de las prioridades de la agenda de Trump es poner en primer lugar los intereses económicos de Estados Unidos, los intereses de sus empresas y contener la presencia económica de China, muy fuerte, en América del Sur y también en la economía mexicana. ¿Implica esto que se van a imponer tarifas para los productos originados, en las empresas o en las cadenas de producción china?
Ellos han dicho que están estudiando si van a imponer tarifas en China o de manera global, o en algunas cadenas de suministro con respecto a México. Muchos economistas están estudiando los planes de la administración y dicen que las políticas de tarifas son inflacionarias. Las políticas económicas de Trump podrían tener un impacto negativo en la economía de Estados Unidos, en materia de inflación en particular, así que no sé si después de estudiar estos programas harán algún cambio en los planes con respecto a la reacción que han recibido de los economistas.
Marco Rubio: ¿ideólogo o pragmático?
La nominación del senador Marco Rubio como secretario de Estado ha sido destacada como un senador que ha tenido una posición dura en relación con China, Irán, y con Rusia hasta hasta cierto momento en el que él moderó su posición en torno al tema de la guerra en Ucrania y también posiciones críticas sobre las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿Representa el nuevo Secretario de Estado una posición más ideológica o pragmática?
Vamos a ver. Ser secretario de Estado es diferente de ser senador. Él tiene mucha experiencia en América Latina, conoce muy bien a muchos líderes en América Latina y va a estar trabajando no solo con sus propias opiniones, sino con la administración de Trump y su equipo, y va a tener que trabajar en conjunto para implementar la visión del equipo del presidente. América Latina, por supuesto, va a recibir más atención, y espero que eso será para bien.
Sin embargo, pareciera que lo que está en el primer orden de prioridades en la política exterior de Estados Unidos será la crisis de Ucrania. Y por otro lado, Irán y la crisis de Medio Oriente.
Claro, él va a tener que ocuparse mucho de lo que está pasando alrededor del mundo y todos los Gobiernos estadounidenses tienen que hacerlo así. Ahí van a tener muchas prioridades, pero puede manejar muchas prioridades a la vez.
El senador Rubio va a tener un equipo grande en el Departamento de Estado y muchos de su equipo se han formado en el Servicio Civil. Hablo de gente que ha trabajado en el Departamento de Estado por toda su carrera, bajo administraciones republicanas y también demócratas. Ellos manejan una política hacia América Latina que trata de muchas cosas, no solo lo más político, y muchos de ellos son súper expertos.
La relación con América Latina ha estado dominada principalmente por el tema de la migración, y por el combate al narcotráfico, pero por el otro lado se habla mucho de las dictaduras de Cuba, Venezuela, Nicaragua. ¿Qué perspectivas tiene la política de Estados Unidos en relación con estas tres dictaduras?
El equipo que viene ha tenido un enfoque grande en gobiernos autoritarios. También ha tenido ese enfoque la administración de Biden. Vamos a ver cuáles cambios van a hacer con respecto a estos países.
En el caso de Cuba, que recién pasó por huracanes y la falla del sistema eléctrico, muchas personas están sufriendo mucho en este momento y espero que podría haber alguna ayuda humanitaria para auxiliar a la gente, no al Gobierno.
Yo creo que el equipo que viene se va a enfocar mucho en cómo promover la democracia, ayudar a los defensores de la democracia en estos países. También podría abrirse un espacio para el diálogo o negociación, y vamos a ver cómo ellos manejan este espacio, si se abre.
En el caso de Venezuela, ¿qué lecciones o qué aprendizajes tiene la administración Trump de su primera gestión con la crisis de este país?
Mucho ha cambiado en los cuatro años desde su primera administración. Sabemos que la oposición en Venezuela puede ganar una elección, y si lo hizo. Ellos recibieron la mayoría de los votos en la elección, y la comunidad internacional y la oposición en Venezuela en este momento están tratando de averiguar qué viene después, y cuál sería el plan para continuar la motivación que tenían en las elecciones cuando realmente ganaron la mayoría de los votos.
En el caso de Nicaragua, ¿considera que la visión de este nuevo gobierno es verlo como parte de esa troika -como en algún momento dijo el señor John Bolton en el Departamento de Estado- o como una dictadura diferente de la de Cuba y Venezuela?
Han dicho que lo ven como una troika, pero cada país es diferente y se requiere una política diferente y tratamiento diferente con la política de Estados Unidos.
Ellos van a contar con una embajada estadounidense que está muy comprometida con la democracia en Nicaragua, muy comprometida con la sociedad civil, y también imponer sanciones y otras medidas contra los actores antidemocráticos en Nicaragua. Sanciones como las que hoy anunciaron para más de 200 oficiales del Gobierno de Nicaragua.
Las sanciones de Estados Unidos pueden tener un impacto, pero la política se requiere más para realmente apoyar a la sociedad civil. Contando con la cooperación de otros en la comunidad internacional y también con la sociedad civil, incluyendo los grupos en el exilio, pueden lograr tener un impacto.
El desmontaje del gobierno federal
Hay otras nominaciones al gabinete de Trump que podrían tener un impacto doméstico en la organización del gobierno federal en Estados Unidos. Robert Kennedy Junior está siendo nominado como el responsable de toda el área de salud y por el otro lado, el excongresista Matt Gaetz como fiscal general, uno quiere desmontar el Ministerio de Salud y el otro propone acabar con el Departamento de Justicia.
Viendo la política del presidente Trump y las promesas que hizo en su campaña electoral de quebrar el sistema del gobierno federal, esas nominaciones no me sorprenden mucho.
Él quiere imponer muchos cambios en el sistema, no solo buscar (reducir) gastos en el presupuesto federal, sino también quebrar la manera en que el sistema funciona. Además de nominar a algunas personas que no creen en los sistemas que pretenden guiar, él ha dicho que Elon Musk y Vivek Ramaswamy van a guiar un Departamento de Eficiencia del Gobierno que no sería una entidad federal, sino algo aparte del Gobierno para buscar (reducir) esos gastos en el presupuesto.
Yo temo que habrá muchas jubilaciones, muchas personas de alto rango en departamentos y agencias del gobierno federal van a salir porque no están de acuerdo con las políticas del equipo que va a entrar en enero. Además, como Elon Musk no conoce muy bien el sistema federal, va a equivocarse en sus esfuerzos.
¿Hay algún temor ante lo que Trump ha llamado la “política de retribución”, o algunos dicen de venganza, contra sus adversarios políticos?
Muchos temen eso. Ya existen algunas listas de gente, especialmente en los servicios civiles, que ha trabajado en estos Departamentos y Agencias por toda su carrera, pero el equipo que va a entrar en enero cree que ellos tienen algún vínculo con los demócratas o que van a tratar de frustrar la implementación de la visión del presidente Trump.
Realmente ellos son expertos, tienen mucha experiencia en las políticas y son fundamentales para ayudar en una transición de gobierno para ayudar al equipo en manejar la burocracia, las políticas, y continuar los procesos, y no deberían sentirse como que están en un juzgado.