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Los gestos de Murillo dejaron en evidencia expresiones de molestia y una reprimenda en público al “superministro” de la represión.
La vicepresidenta y vocera del régimen Rosario Murillo, desairó en vivo en cadena nacional de radio y televisión, al asesor en asuntos de seguridad y comisionado general en retiro, Horacio Rocha, durante el acto por el 45 aniversario de fundación de La Policía Nacional el lunes 14 de octubre de 2024.
Eso ocurrió momentos previos al acto central, cuando Daniel Ortega y Rosario Murillo llegaron a la Plaza de la Fe en Managua para presidir la conmemoración.
Como parte del protocolo, la pareja dictatorial saludó a la jefatura de la Policía Nacional y del Ministerio del Interior. Pero Murillo se rehusó a saludar amablemente al Comisionado general Horacio Rocha, a como sí lo hizo con los demás jefes policiales.
Los gestos de Murillo dejaron en evidencia expresiones de molestia, incomodidad, y una reprimenda en público, a quien se ha desempeñado como un “superministro” de la represión de la dictadura en los últimos años. Sin embargo, se desconoce cuáles fueron las razones que la motivaron a humillarlen público ante el alto mando de la Policía y el Ministerio del Interior.
La reprimenda de Murillo se viralizó en redes sociales, y no habría generado tanto impacto, si no fuese por el poder y control que ya ejerce sobre la institución policial, como parte de su plan de sucesión dinástica del poder.
En los dos últimos años, Horacio Rocha, ha sido el principal ejecutor de las purgas internas dentro del régimen, tanto en la Policía, como en diferentes instituciones del Estado, incluyendo la Corte Suprema de Justicia.
Rocha también ha estado a cargo de dirigir y supervisar defenestraciones y arrestos de altos funcionarios sandinistas, incluida la detención domiciliaria del fallecido general en retiro, Humberto Ortega Saavedra, quien murió bajo custodia policial como prisionero de su hermano Daniel Ortega.
En un audio enviado a CONFIDENCIAL el 9 de junio, tres semanas después de estar bajo arresto domiciliario, Humberto Ortega se declaró un “prisionero político”.
En un perfil publicado en CONFIDENCIAL, fuentes del régimen describen a Rocha como un temido operador policial que aparece en las oficinas de funcionarios públicos, para hacer rodar sus cabezas.
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