8 de enero 2021
Nicaragua se enfrenta a lo que indica ser el inicio de una segunda ola de contagios de covid-19 o rebrote, confirmó el Comité Científico Multidisciplinario (CCM). El grupo integrado por médicos, especialistas y científicos que estudian el impacto de la pandemia en el país exhortó a la vez a que la población retome las medidas de prevención y protección contra el coronavirus, para que "no se repita el horror" padecido durante el primer semestre de 2020.
El salubrista y miembro del CCM, Carlos Hernández, asegura que el ascenso de fallecidos por neumonía es claro. Desde hace unas cinco semanas, detalló, el ritmo de muertes empezó a cambiar, pasando de 5.6 en promedio por semana a 25 decesos, según el análisis de boletines y reportes epidemiológicos del Ministerio de Salud (Minsa).
“Una de las preguntas dice: ¿estamos en la segunda ola? nosotros pensamos que sí. Estamos en el inicio, estamos en un crecimiento un poco lento, pero es un crecimiento sostenido de muertes atribuibles a covid con base a los datos de neumonía de la vigilancia epidemiológica”, sostuvo Hernández en una conferencia del CCM, este jueves.
El escenario planteado por el Comité coincide con los datos revelados en reportes de CONFIDENCIAL, sobre el incremento de hospitalizaciones y muertes atribuibles a covid-19 en diferentes hospitales del país. En lo que va de enero, fuentes médicas contabilizan nueve muertes y más de cien hospitalizaciones por la pandemia. Además, se han reabierto salas de covid-19 en varios hospitales, poniendo en alerta al personal de Salud.
"El salto del promedio a 25 muertes de neumonía en las últimas cinco semanas nos muestran el inicio del ascenso hacia un segundo brote", reiteró el doctor Hernández.
"Vamos a volver a sufrir lo que ya sufrimos"
Este panorama ya había sido advertido por el mismo Comité, la Unidad Médica Nicaragüense y especialistas independientes. El riesgo del rebrote de covid-19 siempre estuvo latente. “El 2021 será un año complejo en el que vamos a volver a sufrir lo que ya sufrimos, aunque no sabemos si en mayor o menor cantidad que en 2020”, pronosticó el epidemiólogo Leonel Argüello, miembro del Comité Científico, en la última semana de diciembre de 2020.
El doctor Hernández explicó que aún no se puede definir si este segundo rebrote de covid-19 será más severo que la primera ola de contagio, que dejó 7569 personas fallecidas, según un análisis de sobremortalidad, realizado por el especialista.
No obstante, advirtió que se deben considerar los ejemplos de países vecinos que ya vivieron rebrotes. Estos empezaron con muy baja mortalidad, afectaron, básicamente, a población adulta joven, pero después el relajamiento en América Latina y Europa, con actividades masivas, empezaron a incidir, otra vez, en una alta mortalidad.
El comportamiento de la pandemia en Nicaragua es singular, en referencia a que casi dos meses se registró una baja mortalidad de casos de neumonía. Tanto el Observatorio Ciudadano COVID-19 y el Ministerio de Salud (Minsa) coincidieron con esa baja, aunque el Minsa fue el que reportó menos casos.
No obstante, “un muerto a la semana es poco creíble -ese es el dato que reporta el Minsa cada semana desde hace casi tres meses-, pero evidentemente si ha habido una reducción significativa de la mortalidad", comentó el salubrista, que sostiene que "el ascenso está claro porque ya no es una semana, es decir, ese pico ya tiene cinco semanas". Comentó, sin embargo, que "no podemos concluir todavía ni la severidad, ni el ritmo, la aceleración con el que va a caminar”.
Aunque la situación muestra un panorama similar a mayo de 2020, cuando inició la escalada de los contagios y fallecimientos por covid-19, dando paso a los entierros exprés, el colapso de hospitales públicos y privados, el Minsa mantiene silencio, mientras el régimen orteguista sigue promoviendo actividades de aglomeración.
“La pregunta es: estamos subiendo. ¿Nos volverá a ocurrir esto tan trágico, 7600 muertes de nuevo (…) tenemos que evitar que la tragedia se repita”, recomendó el salubrista Hernández”.
La vuelta a clases en medio de la incertidumbre
El régimen orteguista anunció que el primero de febrero inicia el año escolar. Sin embargo, en medio del principio de un rebrote de covid-19, la salubrista Josefina Bonilla, también miembro del Comité Científico, sostiene que tanto los padres de familia como los directivos de los centros educativos deben analizar la situación para garantizar la prevención.
“Es un desafío muy grande para Nicaragua por el hacinamiento que existe en las escuelas y también el hacinamiento que existe en los hogares. Nuestras viviendas tampoco tienen las condiciones que se requieren para cuidar el distanciamiento físico y algunas otras medidas”, expresó la especialista. Por su parte, Hernández, recordó que “no hay una receta uniforme” para este tema.
Dijo que las escuelas tienen precariedades en términos de espacio para garantizar el distanciamiento, que es clave para evitar contagios.
Bonilla considera que cada escuela debe analizar las condiciones con las que cuenta, además del tipo de acompañamiento que pueda garantizar el cuerpo docente. Se puede combinar, en tanto se pueda, métodos presenciales con modalidad virtual.
La esperanza de una vacuna
Los gobiernos del mundo han iniciado una carrera para garantizar vacunas contra la covid-19 para sus poblaciones. En Nicaragua, solo se conoce que el país recibirá el 20% de inmunizaciones gratis, como parte del Mecanismo Covax. El epidemiólogo Leonel Argüello explicó que en marco de Covax, las vacunas podrían venir después de marzo.
Este jueves, el Gobierno informó que esperan empezar la inmunización contra la covid-19 este año, pero no brindó más detalles. Lo que si ya iniciaron fue la jornada de vacunación contra la influenza. Al respecto, Argüello sostuvo que “es correcto” que las personas se vacunen contra la influenza para protegerse.
El epidemiólogo explicó que las vacunas que pasaron la fase tres son seguras: Pfizer-BioNTech, Moderna y AstraZeneca con la Universidad de Oxford. En el caso de Sputnik V aún no han encontrado información y solo saben que no se aplica a mayores de sesenta años.
Respecto a la vacuna que podría adaptarse más al país, tomando en consideración la seguridad y eficacia de la misma, son las que no requieran congelación.