5 de enero 2021
"Verá, en este mundo hay dos tipos de personas, amigo mío. Aquellos con armas cargadas. Y los que cavan. Tú cavas."
(El bueno, el malo, y el feo)
319 años median desde el arribo de Colón a la Costa Caribe nicaragüense y la independencia del país de España. La discusión respecto a la naturaleza de lo que pasó sigue llenando innumerables y pesados volúmenes, la mayoría de ellos resaltando la ‘resistencia’ de nuestra población aborigen frente a los aventureros españoles devenidos en Conquistadores. Y los menos que abordan el tema como el del ‘encuentro de dos culturas’. Y la discusión no tiene fin, similar al dilema de ¿‘quién fue primero, el huevo o la gallina?’
Cualquiera sea el caso, a partir de 1821 Nicaragua dejó de ser un dominio colonial del ahora extinto Imperio Español. Y en el 2021 llegaremos al 200 aniversario de haber alcanzado nuestra Independencia, al menos en el sentido formal.
Entre nuestros pares latinoamericanos Haití fue el primero en independizarse (1804, de Francia) y Cuba el más reciente (1902, de España). Nuestro vecino norteamericano se nos adelantó unas décadas (Estados Unidos, 1776) mientras que Canadá llevó un proceso diferente, completando su independencia de Gran Bretaña en 1867.
¿Dónde estamos 200 años después?
Desde 1502 al presente, qué mejor analogía podría usar para describir lo que ha sido nuestro recorrido histórico que esa frase de la película de Sergio Leone ‘El bueno, el malo y el feo’, parafraseando,
‘Verá, en este país hay dos tipos de personas, amigo mío. Aquellos nicaragüenses con armas cargadas. Y los que cavan. Tú cavas’ (a la mayoría casi siempre le ha tocado cavar).
Seguimos discutiendo lo que pasó en 1502 y no puede ser mayor la incertidumbre sobre lo que pasará en el 2021. La construcción de una nación consiste en construir o estructurar una identidad nacional utilizando el poder del estado. La construcción de la nación tiene como objetivo la unificación de las personas dentro del estado para que se mantenga políticamente estable y viable a largo plazo. La meta de construir un país, ha mostrado ser elusiva y por momentos, irrealizable.
La asimetría tecnológica y de la información desde el inicio, cuando ‘el nuevo mundo’ es descubierto por los europeos se tradujo en una pirámide de dominación. Los españoles tenían más información y ventajas tecnológicas respecto a nuestros aborígenes.
Esto me hace recordar, que recién llegado a Estados Unidos y comenzando la escuela nocturna para estudiar inglés, un voluntario que me sirvió de mentor, hijo de rusos judíos emigrados muchas décadas atrás (después de la revolución bolchevique en Rusia), y yo ‘nicaragüense mojado’ acarreando agravios contra los ‘conquistadores españoles’ le comenté ‘Ryan, esta tierra, los USA, le pertenece a los nativos americanos que aquí habitaban, antes de la llegada de los europeos’. El me respondió: ‘bueno, primero que todo, eso fue hace bastante tiempo; y en segundo lugar, más que la tierra fuese de los nativos americanos, ellos eran parte de la tierra, ellos no tenían el concepto de propiedad privada como el que ya existía en Europa para la época de la conquista’. La asimetría informativa y tecnológica fue la base sobre la cual se construyeron sociedades jerárquicas en el continente americano, más acentuado en los dominios coloniales españoles, y en menor medida en los anglosajones.
Nicaragua conserva la misma naturaleza vertical de la sociedad colonial y del país que emergió a raíz de la independencia. Profundamente desigual y de extrema concentración del poder y acceso a las oportunidades. Un grupo reducido (los de las pistolas cargadas) sobre la mayoría de la población, reducida a cavar, no sólo su frustración, sino que literalmente, su propia sepultura. Modificar lo que hemos sido por más de 500 años sólo se ha traducido en frustraciones, las más recientes, la de 1979 y la de 1990. Y no parece vayan a ser las últimas.