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“No se vive, se sobrevive”: Así es la realidad de los jóvenes migrantes nicas en Costa Rica

Jóvenes de Nicaragua sufren en Costa Rica precariedad laboral, depresión y exclusión, detalla estudio. De la estabilidad pasaron a la supervivencia

Imagen cotidiana en San José, Costa Rica.

San José, Costa Rica. Foto: Confidencial

Nicas Migrantes

14 de septiembre 2024

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Los jóvenes de Nicaragua que han emigrado a Costa Rica enfrentan una realidad económica y social marcada por la precariedad laboral y emocional, según el estudio De sueños a desafíos: explorando los impactos de la migración en los medios de vida de jóvenes nicaragüenses en Costa Rica, elaborado por la Fundación Sin Límites (FSL). 

Este informe de carácter cualitativo, basado en entrevistas con 21 jóvenes de 16 a 35 años –la mayoría activistas–, revela cómo la crisis sociopolítica en Nicaragua desde 2018 ha transformado sus vidas, imponiéndoles grandes desafíos laborales, educativos y emocionales. Los autores advierten sobre la necesidad urgente de políticas y programas que respondan a sus necesidades específicas.

Desde 2018, la crisis política en Nicaragua ha forzado a decenas de miles de jóvenes a huir de la represión del régimen Ortega Murillo. Muchos, en su mayoría quienes se han involucrado en movimientos políticos, han enfrentado persecución y amenazas de cárcel y muerte.

“Recibí una orden de presentarme a la alcaldía de mi pueblo, y luego me giraron una orden de captura por un supuesto delito de difamación contra alguien que no sé quién es”, cuenta uno de los entrevistados, según registra el informe de la FSL, un centro de pensamiento que opera en Costa Rica desde 2022 con un equipo multidisciplinario de origen centroamericano, con amplia trayectoria en temas de interés para la región. 

Jóvenes migrantes: De la estabilidad a la supervivencia


Antes de emigrar, la situación económica de los jóvenes de Nicaragua era variada. El 66.7%, vivía con estabilidad, con acceso a propiedades y vehículos gracias al apoyo familiar y una tradición de transferencia generacional de bienes materiales, entre ellos vivienda, terrenos o fincas, electrodomésticos, vestimenta, automóviles o motos. Este capital les permitió ser autosuficientes y acumular recursos por su propio esfuerzo. El restante 33.3% estaba en una situación más precaria, con ingresos informales y fluctuantes.

La migración a Costa Rica ha alterado drásticamente este panorama. La gran mayoría ahora enfrenta graves dificultades económicas debido al alto costo de vida, que consume gran parte de sus ingresos en alojamiento y alimentación, limitando su capacidad para adquirir bienes materiales.

"Con mi salario no podía comprarme ni una computadora. Literalmente, sobrevivía con lo que ganaba, no vivía. Con los compañeros migrantes, hemos llegado a la conclusión de que aquí no se vive, se sobrevive", comenta una entrevistada en el rango de los 20 y 29 años.

A pesar de los desafíos iniciales, algunos han logrado estabilizarse con el tiempo, encontrando empleo y adquiriendo bienes esenciales. Sin embargo, la falta de acceso a crédito y servicios financieros sigue siendo una barrera importante para su estabilidad económica.

“Durante el primer año me costó, pero en el segundo me acomodé un poco más. Empecé la universidad y me sentí motivado. Ahora estoy viendo el progreso: ya puedo pagar la universidad y vivir en un departamento independiente”, relata un joven.

Algunos migrantes “no muestran interés en acumular capital físico o bienes materiales en Costa Rica”, porque perciben su estancia como transitoria, mantiene la esperanza de retornar a Nicaragua y recuperar sus bienes que fueron confiscados por el Gobierno, registra el documento. 

Otros enfrentan falta de acceso a servicios financieros. “Los préstamos son un problema. Primero me dicen: ‘Ah, sos solicitante de refugio’; luego ‘sos refugiado’, ‘no sos sujeto de crédito’. Hay empresas que dan crédito a los solicitantes de refugio, pero son créditos bajos y con altos intereses”, explica un joven.

Jóvenes migrantes se sienten desprotegidos

Estos jóvenes deben reconstruir sus vidas en un contexto lleno de incertidumbre y obstáculos, marcado por las restricciones derivadas de su condición migratoria. “Me preocupa el papel del Estado, porque su respuesta nos deja en una situación de indefensión, nos obliga a vivir en condiciones precarias, con inseguridad financiera, política y general”, expresó otro migrante, refiriéndose a las restricciones impuestas por un decreto ejecutivo del presidente Rodrigo Chaves en noviembre de 2022. 

Posteriormente, la Sala Constitucional cuestionó estas medidas, el reglamento fue reformado y se restauraron derechos fundamentales para los solicitantes, en julio de 2024.

Otros retos para los jóvenes nicaragüenses en Costa Rica es el acceso a la educación y la falta de reconocimiento de sus títulos académicos, lo que dificulta su acceso a empleos acorde a su formación y mejor remunerados. El cierre arbitrario de universidades en Nicaragua ha dejado a muchos sin los documentos necesarios para homologar sus títulos.

“Si bien salí en 2021, traje todos mis documentos sellados por el CNU (Consejo Nacional de Universidades de Nicaragua), pero acá me piden un syllabus por materia que no me pueden proporcionar. Luego cerraron la UCA y ahora no hay un procedimiento establecido… entonces no puedo colegiarme”, lamenta una joven psicóloga que se graduó de la extinta Universidad Centroamericana, confiscada por el régimen Ortega Murillo.

Otros han visto sus títulos anulados por las autoridades nicaragüenses, impidiéndoles ejercer sus profesiones. “Soy licenciado en Derecho, pero la Corte Suprema de Justicia (de Nicaragua) me retiró el carnet, y la Universidad de León me anuló el título”, comparte otro entrevistado.

El estudio revela que muchos terminan en trabajos informales y mal pagados en Costa Rica, afectando gravemente su estabilidad económica. “Esta situación nos somete a otra forma de esclavitud y explotación”, expresa un joven.

Impacto emocional y aislamiento social

El informe también resalta los efectos emocionales de la migración forzada, como la ansiedad, la depresión y el aislamiento, agravados por la xenofobia y la discriminación. “Hay muchos días en los que paso con mucha ansiedad, mucho insomnio… Hace dos días estuve fatal; pasé una muy mala noche, sin poder dormir, pensando en que me iba a pasar algo. Lo asocio a la desprotección que siento al estar fuera de mi país y lejos de personas que me cuidan”, explica uno de los participantes.

La xenofobia limita también las oportunidades de los jóvenes para construir nuevas relaciones y obtener apoyo comunitario. “Siempre vas a escuchar comentarios como: ‘¿qué vienen a hacer aquí? Váyanse para su país, vienen a joder acá, a quitarnos el trabajo’”, añade otro joven.

La nostalgia por las relaciones que dejaron atrás y los recuerdos de su país de origen exacerban el sentimiento de soledad. “Doce participantes afirman que emigrar ha causado una desconexión con sus seres queridos, se han perdido diversos momentos significativos y dificultado la oportunidad de crear historias y recuerdos nuevos. Estom a largo plazo, deteriora los lazos sociales que solían tener”, explica el estudio. “Prácticamente nosotros ya no tenemos círculo social en Nicaragua, o sea, eso se desvaneció cuando nosotros nos venimos. Estamos completamente desconectados”, contó un joven. 

Políticas y programas para apoyar a migrantes jóvenes

El informe de la Fundación Sin Límites destaca la necesidad urgente de políticas y programas que aborden las barreras que enfrentan los jóvenes migrantes nicaragüenses en Costa Rica. Algunos participantes perciben al Gobierno de Costa Rica como excesivamente burocrático en la gestión de los trámites migratorios. Mejorar el acceso a la educación, al empleo y a los servicios de salud, junto con campañas contra la xenofobia, es crucial para su integración en la sociedad costarricense.

Se recomienda que el Gobierno costarricense y las organizaciones de derechos humanos mejoren el acceso a servicios psicoemocionales y brinden apoyo a los jóvenes migrantes. Además, se sugiere desarrollar programas de integración social que promuevan la participación comunitaria y faciliten la adaptación de estos jóvenes a su nueva realidad.

“A pesar de las adversidades, algunos mantienen esperanzas y sueños de un futuro mejor, utilizando la resiliencia como un recurso para enfrentar los desafíos”, dice el informe. Los jóvenes entrevistados quieren alcanzar estabilidad económica para apoyar a sus familias y, aunque muchos desean regresar a Nicaragua, eso solo sería posible si se da “un cambio político significativo que garantice la democracia y la seguridad. Sin embargo, algunos temen represalias por parte de simpatizantes del Gobierno actual (aún en un nuevo contexto) y otros rechazan la idea de regresar debido a las dificultades enfrentadas y la incertidumbre asociada con comenzar de nuevo en su país de origen”, destaca el estudio.

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Nicas Migrantes es un proyecto periodístico de CONFIDENCIAL especializado en abordar temas de interés y utilidad para la población nicaragüense migrante en el mundo, principalmente en Costa Rica, Estados Unidos y España. El proyecto pionero nació en 2020 y produce contenidos en diferentes formatos periodísticos y plataformas.

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