3 de septiembre 2024
El dictador Daniel Ortega aprovechó el acto del 45 aniversario del Ejército de Nicaragua para elevar a 27 generales el “tapón institucional” que copa la dirección de las Fuerzas Armadas. Ortega ascendió este lunes 2 de septiembre de 2024 a seis nuevos generales de brigada, el tercer mayor rango en la institución castrense después de mayor general y general de ejército.
Los seis militares ascendidos a generales de brigadas son los coroneles:
- Francisco Noel Jarquín López, jefe del Destacamento de Protección y Seguridad Aeroportuaria del Ejército de Nicaragua (DEPSA) y uno de los dos segundos jefes de la Dirección de Información para la Defensa (DID).
- Álvaro Francisco Rivas Castillo, segundo jefe de Doctrina y Enseñanza.
- Leonel Antonio Fonseca Mendoza, jefe del Estado Mayor de la Brigada de Infantería Mecanizada.
- Marvin Antonio Paniagua Pineda, jefe de la Dirección de Relaciones Públicas y Exteriores.
- Vinicio Félix Chavarría Báez, jefe del Estado Mayor de la Defensa Civil.
- Marco Antonio Salas Cruz, jefe del Cuerpo Médico Militar y director del Hospital Militar.
Desde su regreso al poder, en 2007, el líder del Frente Sandinista ha ascendido a 41 militares al grado de general de brigada, según una revisión de CONFIDENCIAL a las memorias anuales del Ejército, así como a las ediciones de su revista trimestral y notas de prensa.
Ortega, acompañado por el comandante en jefe del Ejército de Nicaragua, general de ejército Julio César Avilés, impuso los grados de general de brigada a los seis militares durante una ceremonia celebrada en la Plaza de la Fe San Juan Pablo II, en Managua, y transmitida en cadena de televisión.
Además, el general Avilés impuso grados militares a 23 nuevos coroneles, incluida su hermana Alma Celeste Avilés Castillo, jefa del Departamento Materno Infantil del Hospital Militar. Asimismo, fueron ascendidos al grado inmediato superior 32 tenientes coroneles, 33 mayores, 80 capitanes y 129 tenientes primeros, y tres tenientes.
Allanan la salida de Rigoberto Balladares
El ascenso del nuevo general de brigada Francisco Noel Jarquín López allana el camino para la salida del general de brigada Rigoberto Balladares Sandoval, quien por 14 años ha sido el jefe de la DID, el órgano de “Inteligencia Política” del Ejército.
Balladares Sandoval fue removido de su cargo en julio de 2024 por órdenes de la vicepresidenta Rosario Murillo, confirmaron a CONFIDENCIAL dos fuentes vinculadas al Ejército.
La orden de Murillo fue transmitida a las Fuerzas Armadas a través del general Avilés, y éste la implementó por medio de los canales institucionales de la Comandancia del Ejército: en junio le impuso una suspensión temporal y una investigación; y un mes después fue separado del cargo de forma definitiva.
La salida de Balladares no ha sido oficializada ni el Gobierno ni el Ejército. Sin embargo, las fuentes aseguraron que la DID quedó bajo el mando interino del coronel Álvaro Peña Núñez, el otro segundo jefe de la DID, quien en los dos últimos años ha integrado todas las delegaciones nicaragüenses que han asistido a conferencias o firmado convenios de seguridad en Rusia. El ascenso de Francisco Jarquín a general de brigada lo coloca en la antesala de la jefatura de la DID.
El general de brigada Rigoberto Balladares asumió la jefatura de la DID el 3 de marzo de 2010, tres años después de haber asumido Ortega su segundo mandato presidencial; en ese momento, el militar ostentaba el grado de coronel de infantería ALEMI (Altos Estudios Militares). Fue ascendido a general de brigada el 30 de agosto de 2011, según el acuerdo presidencial 179-2011, publicado en el Diario Oficial La Gaceta, seis días después, y sus nuevos grados fueron impuestos en el 32 aniversario del Ejército, el 2 de septiembre.
Fuentes vinculadas a Balladares lo describen como un militar, “políticamente leal a Daniel Ortega, no a Rosario Murillo”.
Cambios se anunciarán en noviembre
A partir de los recientes ascensos, las fuentes vinculadas al Ejército prevén otro cambio en la cúpula de la institución castrense: la salida del jefe de la Brigada de Infantería Mecanizada, general de brigada Guillermo Patricio López.
Este jefe militar será reemplazado por el nuevo general de brigada Leonel Antonio Fonseca Mendoza, jefe del Estado Mayor de la Brigada de Infantería Mecanizada.
Guillermo Patricio López fue ascendido a general de brigada en 2020. Hasta febrero de 2023, López era jefe de la Dirección de Doctrina y Enseñanza, donde fue relevado por Manuel Salvador Gaitán. Antes también fue segundo jefe de la Dirección de Operaciones y Planes.
La salida de Balladares y López previsiblemente se dará a conocer en noviembre próximo, ya que, según una de las fuentes vinculadas al Ejército, “las órdenes de retiro de los oficiales en el Ejército, usualmente, se anuncian en noviembre, a menos que se trate de un caso extraordinario”.
La fuente destacó que los seis ascensos estaban en la “tubería” del Ejército, por lo que todavía “no son los movimientos de Murillo” dentro de las Fuerzas Armadas.
Recordó que “en noviembre el Ejército y Ortega tienen que decidir la prórroga o salida de Avilés y quien lo sustituiría, porque su período se vence en febrero de 2025”.
El 30 de enero de 2014, la Asamblea Nacional —controlada por Ortega— aprobó una reforma a la Ley 181 o Código Militar. La reforma eliminó la prohibición de reelegir al jefe militar, establecida en la etapa de profesionalización del Ejército, que comenzó en 1995. Antes de esta reforma al Código Militar, cada cinco años salía y entraba un nuevo general de Ejército. Sin embargo, Avilés fue reelecto en diciembre de ese año, y otra vez en noviembre de 2019. Su nuevo período vence el 21 de febrero de 2025, con lo que sumaría quince años al mando de las Fuerzas Armadas.
Avilés recuerda el origen sandinista del Ejército
En su discurso, de poco más de 40 minutos, el general Avilés se dedicó a recordar el origen sandinista de las actuales Fuerzas Armadas. “Desde la lucha armada se venía formando el nuevo Ejército, el Ejército del pueblo. Y al triunfo de la Revolución (en 1979), la Junta de Gobierno decretó la conformación de un nuevo Ejército Nacional patriótico y popular, naciendo así el Ejército Popular Sandinista. Hoy, Ejército de Nicaragua”, dijo.
“Nacimos peleando —prosiguió— por nuestra liberación nacional. Nacimos peleando para tener plena independencia, soberanía y autodeterminación nacional. Nacimos peleando para tener patria y libertad, ideal del general (Augusto) Sandino y de su ejército defensor de la soberanía nacional, fundado hace 97 años, el 2 de septiembre de 1927”.
“Es en honor a esa fecha histórica de fundación del Ejército defensor que el Ejército de Nicaragua conmemora cada año su fundación. Nacemos con la esperanza de vivir en paz y darle a nuestro pueblo el bienestar que a lo largo de muchos años se le había negado”, sostuvo.
Avilés aseguró que en 1990 “respetaron” el cambio de Gobierno —surgido del triunfo electoral de Violeta Barrios de Chamorro—, pese a “las grandes limitaciones que nos impusieron; por un lado, por la realidad económica del momento, pero también por las claras intenciones de desmoralizarnos, para desintegrarnos o que dejáramos de ser los dignos patriotas que hoy y para siempre seguiremos siendo”.
Ortega dedica diez minutos para el Ejército
Ortega habló por más de una hora, pero solo dedicó unos diez minutos para la conmemoración del Ejército. El resto de tiempo se dedicó a dar una nueva versión de las protestas cívicas de 2018 y del llamado diálogo nacional de esos meses, cuyos compromisos él incumplió.
El caudillo sandinista defendió la invasión de Rusia en la guerra de Ucrania y elogió la cooperación militar de la Unión Soviética, en los años 80, y de Rusia en la actualidad, pero no dijo nada sobre la instalación de un centro de espionaje ruso en la base militar de Mokorón, en Managua, que ha sido cuestionado como una cesión de la soberanía nacional,
También se refirió a la guerra de Israel en Gaza, el conflicto político en Honduras, y la crisis de Venezuela. Sobre este último tema, le cedió unos minutos el micrófono al comandante general del Ejército de Venezuela, mayor general José Antonio Murga Baptista, para que diera unas palabras de apoyo al dictador Nicolás Maduro, justificando el fraude electoral del 28 de julio.
“Todos sabemos cómo en el año 2018 los Estados Unidos montaron un intento de acabar con el Gobierno revolucionario preparando, entrenando, organizando, utilizando a los organismos no gubernamentales”, sostuvo Ortega.
El mandatario, que no ofreció pruebas, indicó que Washington, con el apoyo de las oenegés, utilizó “la tecnología que ya se desarrollaba en aquellos años para lanzarse en contra del pueblo”.
Desde finales de 2018, la dictadura de Ortega y Rosario Murillo ha eliminado a 5552 oenegés, entre ellas 164 por “disolución voluntaria”, según un registro de datos de CONFIDENCIAL. Además, a la mayoría les ha confiscado sus bienes y propiedades.
En su largo discurso, Ortega aseguró: “No podemos olvidar. No podemos olvidar el año 2018. Porque ya Nicaragua era un país en paz. Logramos cohabitar. Por acuerdos que se hayan tomado entre los diferentes sectores económicos, sociales, empresariales, trabajadores. Logramos cohabitar y tener paz y tener desarrollo económico”.
Para el dictador, 2018 fue “doloroso, fatídico, donde se juntaron todos los demonios” y supuestamente los manifestantes se lanzaron a “asesinar” y “quemar” instituciones públicas y a quienes identificaban como sandinistas o como policías.
El mandatario volvió a atacar con virulencia a los obispos nicaragüenses, a quienes acusó de “terroristas” por organizar el fallido diálogo nacional con el que se pretendía superar la crisis. Los insultos de Ortega iban dirigidos en especial al jerarca excarcelado Rolando Álvarez y a Silvio Báez, a los que las autoridades privaron de su nacionalidad.
*Con información de EFE.