El Toque / Marleidy Muñoz y Raúl Medina Orama
20 de agosto 2024
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Las autoridades de Cuba han ayudado a Venezuela, al menos desde hace unos quince años, "a rediseñar sus fuerzas armadas y los servicios de inteligencia
Nicolás Maduro y Miguel Díaz Canel, en una foto de 2018. // Foto: AFP | Yamil Lage
Nicolás Maduro se autoproclamó ganador de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela y quiere permanecer en el Palacio de Miraflores, al menos, hasta 2031. ¿Cuánto debe el heredero de Hugo Chávez a la Inteligencia cubana la sobrevivencia de la “Revolución bolivariana”? ¿Cómo el régimen de La Habana ha ayudado al de Caracas a sofocar el disenso?
Para frenar las protestas en respaldo al excandidato presidencial Edmundo González y la líder opositora María Corina Machado, durante las últimas semanas el chavismo—madurismo ha realizado unaescalada represiva contra políticos, testigos electorales y la población que se ha manifestado. En este contexto, varias denuncias sobre la presunta presencia de agentes del Estado cubano en Venezuela han vuelto a traer a colación la injerencia del castrismo en el país sudamericano.
Según informes de organizaciones no gubernamentales, reportes de prensa y testimonios de la ciudadanía, las autoridades de Cuba han ayudado a Venezuela, al menos desde hace unos quince años, a rediseñar sus fuerzas armadas y los servicios de inteligencia, “imponiendo vigilancia y miedo”.
Tras sufrir su primera derrota electoral en 2007, Chávez, quien pretendía con un referéndum constitucional ampliar sus poderes y eliminar los límites a la reelección presidencial, continuó buscando mecanismos para mantenerse en Miraflores. Fidel Castro puso a su disposición a agentes de las Fuerzas Armadas y el aparato de seguridad, inteligencia y contrainteligencia de Cuba.
La Inteligencia cubana usó “junto a la máscara y el disfraz de misiones de diferente tipo, ya sea para cooperación en deportes, salud, en temas de educación”, dijo en junio del 2020 el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, durante el evento “Cuba en Venezuela, la conquista del siglo XXI”, organizado por el Centro de Estudios para América Latina (Instituto CASLA).
Solo en sus primeros 10 años en el poder, Chávez hizo 24 visitas oficiales a la isla y se manifestó reiteradamente “fascinado” por Castro. En 2007, el mandatario venezolano llegó a decir que Cuba y Venezuela eran “una sola nación” y que “en el fondo somos un solo Gobierno”.
Tras la muerte de Chávez y de unas cuestionadas elecciones que mantuvieron a la “Revolución bolivariana” en el poder por un estrecho margen de votos, Maduro sostuvo las alianzas con el régimen cubano. Según dijo a BBC Mundo Rafael Ramírez, ministro chavista de Petróleo entre 2002 y 2013, la designación de Maduro como sucesor tuvo “mucho que ver con la influencia de los cubanos”.
Pero el actual liderazgo de la oposición venezolana sugiere que la importancia de La Habana en el escenario venezolano podría cambiar. Durante la campaña presidencial Edmundo González declaró que su Gobierno propondría una reconfiguración de la política exterior de Venezuela basada en la soberanía y el respeto mutuo, con énfasis en revitalizar las relaciones con América Latina y reevaluar los vínculos con Cuba, China, Rusia e Irán.
“Hay que revisar las relaciones con Cuba, porque no es solamente el tema del SAIME [presencia cubana en el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería]; es el tema de los puertos y aeropuertos, la cedulación, los servicios de Inteligencia; en fin, hay un amplio abanico de cooperación que tendrá que ser revisado”, declaró González a la Voz de América (VOA) en mayo de 2024.
Cuando ganó las primarias opositoras, María Corina Machado dijo que sin el chavismo en el poder “no habrá forma ni área en que se inmiscuya el régimen cubano en los asuntos de Estado de Venezuela, ni Venezuela en los asuntos del Estado cubano”.
Dos acuerdos firmados en mayo de 2008 “dieron a Cuba un vasto acceso al sector militar de Venezuela y amplia libertad para espiarlo y reformarlo”, reveló una investigación de la agencia Reuters publicada en agosto de 2019.
Según los documentos revisados por la agencia de noticias, los acuerdos llevaron “a la imposición de una estricta vigilancia de las tropas venezolanas a través de un servicio de inteligencia, ahora conocido como la Dirección General de Contrainteligencia Militar, o DGCIM”. La alianza permitió a las Fuerzas Armadas de Cuba:
• Entrenar a soldados en Venezuela.
• Revisar y reestructurar partes del ejército venezolano.
• Entrenar agentes de inteligencia venezolanos en La Habana.
• Cambiar la misión del servicio de inteligencia de espiar a rivales extranjeros a la de vigilar a los propios soldados, oficiales e incluso comandantes de alto rango.
Con la asesoría de militares cubanos, Venezuela “reformuló la unidad de inteligencia en un servicio que espía a sus propias fuerzas armadas, infundiendo miedo y paranoia y aplastando a la disidencia”, informó Reuters.
El General retirado del Ejército de Venezuela, Antonio Rivero, exoficial sénior exiliado en Miami desde 2014, también confirmó a Diálogo Américas, que Cuba y Venezuela firmaron varios acuerdos militares secretos en 2008 y “entregaron el control de la Fuerza Armada venezolana a Cuba”.
“Se consolida la presencia de militares cubanos [en Venezuela] a través de 15 acuerdos secretos entre Cuba y Venezuela [en 2008] para transformar a la Fuerza Armada venezolana y convertirla en la misma estructura que funciona en Cuba”, declaró en 2019 el Gral. Rivero, quien también fue jefe de protección civil y administración de emergencias bajo el Gobierno de Hugo Chávez.
“Chávez invirtió miles de millones de dólares en armas de los rusos, con la mediación de los cubanos, y así comienzan a ceder espacio los militares venezolanos para “cubanizar” la Fuerza Armada”, añadió el exmilitar.
Según el Gral. Rivero, “oficiales cubanos desarrollaron doctrinas, manuales de entrenamiento y dirigían ejercicios, mientras algunos oficiales venezolanos sentían como si estuvieran sirviendo en las Fuerzas Armadas de otro país”.
Uno de los acuerdos que el Gral. Rivero mencionó fue el de crear un Grupo de Cooperación y Enlace (GRUCE), una unidad conformada por oficiales cubanos con sede permanente en Venezuela.
“[Es] una unidad militar cubana que existe en Fuerte Tiuna en Caracas, que tiene el despliegue nacionalmente en Venezuela, repartido esencialmente en los comandos de unidades operativas y estratégicas del país”, detalló.
Rafael Ortega, exmiembro del Tribunal Supremo de Justicia en el exilio, también considera que el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) es casi una oficina del G2 —como se conoce al servicio secreto cubano— en Venezuela.
La recolección de información confidencial en Venezuela estaba en manos de tres entidades: la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), el SEBIN y los cuerpos policiales. En 2013 se creó el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA) “con el fin de unificar la información que sus espías, tanto venezolanos como cubanos, obtenían acerca de los opositores al régimen”, según la publicación Demo Amlat, un proyecto impulsado por la ONG Transparencia Electoral.
La maquinaria de espionaje incluyó expertos en ataques cibernéticos, hackers, control de llamadas y escuchas telefónicas, como se abordó en varios reportajes del portal Vértice News.
“Toda esa información acaba en manos de los servicios de inteligencia cubanos, el G2”, declaró a ABC Gyoris Guzmán, director general de la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo de Venezuela, entre 2013 y 2015, que vive con asilo político en España.
Según Demo Amlat, “está claro que el CESPPA es una sucursal del G2 que fue creada a su imagen y semejanza y bajo su mandato. El 20 % de los cubanos que trabajan en Venezuela desempeñan tareas en el área de inteligencia y seguridad”.
En 2014, el general Rivero aseguró sobre la presencia cubana en Venezuela: “Nada más en seguridad y defensa, estimamos que puede haber unas 5 600 personas. En la Fuerza Armada hay unos 500 militares activos cubanos que cumplen funciones de asesoría en áreas estratégicas: inteligencia, armamento, comunicaciones e ingeniería militar”.
Oficiales venezolanos, exiliados en Colombia, declararon al diario EL TIEMPO en el 2020, que hombres del G2 estaban en el SEBIN y recibían informes de inteligencia y de contrainteligencia, para trazar estrategias.
“Tienen oficinas en casi todos los ministerios y en organismos de alta sensibilidad como la Cancillería, el SEBIN, la petrolera PDVSA, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), el Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada, el Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería, puertos y aeropuertos”, afirmó el general Manuel Ricardo Cristopher Figuera, jefe del SEBIN hasta 2019, cuando salió al exilio.
Rocío San Miguel, directora de la ONG Control Ciudadano, señaló en 2019 que “Cuba dirige hoy los destinos del país”. “La sala situacional donde se toman las decisiones estratégicas más importantes, de carácter político y militar, pero también económico y social, está en La Habana”, dijo San Miguel, citada por Infobae.
En una entrevista con BBC Mundo, San Miguel explicó que Cuba intervino [progresivamente en las últimas décadas] en la reestructuración de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), así como en la redacción de las cinco reformas a la Ley Orgánica de esa entidad militar. “El nuevo pensamiento militar bolivariano fue concebido y es tutelado por Cuba. También ha participado en intermediación en la compra de sistemas de armas”, afirmó.
De acuerdo con la experta, los cubanos tenían presencia permanente en la sede del Ministerio de Defensa en Fuerte Tiuna, y en otros cuarteles venezolanos.
“No tenemos cifras, pero tenemos testimonios de efectivos militares que dan cuenta de la presencia cubana en distintas épocas y en distintos espacios dentro de la FAN. Tanto en reuniones de diseño del concepto estratégico—militar hasta la presencia de civiles que realizan obras de forma permanente en instalaciones militares y que, en momentos de crisis, claramente están dispuestos a asumir su sombrero de combatientes”, dijo. San Miguel fue detenida arbitrariamente por el régimen venezolano desde febrero de 2024.
El exgeneral Antonio Rivero ha advertido que “la participación activa de oficiales cubanos en Venezuela está tipificado como delito de Independencia y de la Seguridad Nacional”, además de ir contra el principio de no injerencia en los asuntos internos de otro Estado.
Rivero mostró a Diario las Américas la supuesta copia de un plan de entrenamiento para situaciones excepcionales, dirigido a militares cubanos destacados en Venezuela.
A partir de lo señalado en el documento, los militares cubanos defenderían al régimen ante la suposición de cualquier tipo de sublevación civil o militar, que podrían ser desde protestas identificadas con la oposición venezolana, hasta una intervención militar con ataques aéreos dirigidos desde los Estados Unidos.
“Hay una intervención, hay una injerencia, una invasión, hay una violación flagrante permanente de nuestro sistema de seguridad y defensa en la cual opera una fuerza militar extranjera que mantiene sometida nuestra soberanía de Estado”, denunció el general exiliado en Miami.
Los testimonios de quienes sufrieron ataques durante la represión de las protestas contra Nicolás Maduro en 2014 y 2017, señalan las responsabilidades de funcionarios cubanos.
Según un informe presentado por la Fundation for Human Rights in Cuba (FHRC), titulado Cubazuela, “durante estas dos grandes olas de protestas la represión se enfocó en violar de manera metódica, descarada y desvergonzada el derecho humano sagrado de la vida, buscando crear un clima de terror sin precedente en Venezuela”.
Demo Amlat detalló que “uno de los métodos más utilizados y crueles es el de dispararle en la cara a los opositores, lo que los deja desfigurados y en agonía durante varios días, pero sin poder recuperarse y terminar muriendo en una cama de hospital. Estos son los casos de Geraldine Moreno Orozco (22), Jimmy Vargas (34), Juan Carlos Montoya (40), Génesis Carmona (21), Roberto Redman (31), Bassil Alejandro Da Costa Frías (24), entre otros”.
De acuerdo con la publicación de la ONG Transparencia Electoral, “todos ellos demostraron de alguna forma estar en contra del Gobierno de Maduro, (…) sufrieron esta agresión por parte de agentes cubanos y de la Guardia Nacional Bolivariana, quienes no hacen diferencia entre edades, profesiones o forma de protesta”.
En marzo de 2014, la entonces diputada María Corina Machado y otros opositores venezolanos marcharon en Caracas y otras ciudades, contra “la injerencia de Cuba” en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
“Sabemos que en este momento nos escuchan y le hablamos a su conciencia, nosotros vamos a liberar a Venezuela y vamos a liberar a la FANB de la humillante presencia de los funcionarios cubanos y los militares cubanos”, señaló Machado, quien encabezó la protesta en los alrededores de la base aérea de La Carlota, en el este de Caracas.
El 7 de agosto de 2024, la ONG Provea denunció en redes sociales al representante de Maduro ante el Comité contra la Discriminación de Naciones Unidas, por afirmar que “en Venezuela se garantiza derecho a la manifestación” sin mencionar que “solo en 2017 detuvieron a 2 553 personas y en 2024 van más de 2 200 detenidos en una semana de protestas. Sumado a los 3 802 heridos que se registraron en 2017 o los 143 fallecidos de ese mismo año”.
El informe anual (2023—2024) del Instituto CASLA, sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela, denuncia que funcionarios de los servicios de inteligencia cubanos rigen los servicios de inteligencia venezolanos y “han construido un aparato de torturas estatal”.
La investigación apunta a que la represión en Venezuela se ha incrementado con un aumento de detenciones y torturas contra políticos, periodistas, militares, influencers, familiares de encarcelados y exiliados.
Tamara Sujú, abogada venezolana especializada en temas de derechos humanos, denunció que el régimen de Maduro aplica “métodos de tortura de la Edad Media”, con grilletes metálicos, ahogamientos, palizas y colgamientos. Según la activista, también arrancan dientes a los presos, les introducen agujas en las uñas y les dan descargas eléctricas en los genitales.
Además, los funcionarios de los organismos de inteligencia también aplican torturas psicológicas. Según el informe, en las torturas muchas veces participan oficiales cubanos.
A finales de 2018, el Instituto CASLA denunció ante la Corte Penal Internacional (CPI) la participación de funcionarios cubanos y oficiales de inteligencia en la planificación y comisión del crimen de la tortura.
Ronald Dugarte, un teniente de aviación que desertó de la DGCIM en 2019, es uno de los exfuncionarios entrevistados por el Instituto Casla. Al ofrecer testimonio denunció la existencia de locales para la tortura “dentro de unidades militares ubicadas dentro del Fuerte Tiuna y en lugares clandestinos, de los cuales solo tiene conocimiento de su ubicación el personal de la milicia cubana y los colectivos [paramilitares chavistas]”.
El portal de periodismo de investigación Armando.info, cita en un reportaje de 2022 las declaraciones del abogado exiliado Zair Mundaray, exfiscal del Ministerio Público venezolano, quien “asegura que testimonios de funcionarios de la DGCIM coinciden en señalar la asesoría de cubanos en la institucionalización de la tortura física y psicológica en el país en años recientes”.
En un video de marzo de 2024, desde La Haya —sede del CPI— Sujú afirmó: “Necesitamos recuperar Venezuela (…) de todos aquellos agentes y organizaciones paramilitares que lo están invadiendo. Pero también necesitamos recuperar, además de nuestra democracia y nuestras instituciones, nuestra dignidad. No es posible que haya agentes foráneos encargados de la represión y de la inducción de crímenes de lesa humanidad en nuestro país contra nuestros compatriotas”.
Los resultados del informe del Instituto CASLA coinciden con lo obtenido por la Misión Internacional Independiente de Determinación de Hechos sobre Venezuela, establecida por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que reveló que Cuba entrenó a militares venezolanos para castigar el disenso.
El informe investigó 223 casos de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y tortura en Venezuela. Además, se revisaron 2891 incidentes adicionales para corroborar patrones de violaciones y crímenes.
Francisco Cox, experto integrante de la Misión, dijo en un conversatorio transmitido por Amnistía Internacional: “Pudimos encontrar una documentación que vimos físicamente de un memorándum de entendimiento de 2008 entre el Gobierno cubano y el Gobierno venezolano, en el que se daba esta asesoría, la creación de un nuevo organismo dentro del DGCIM y entrenamiento en tácticas de seguimiento, infiltración y determinación de los objetivos militares”.
De acuerdo con el abogado, “los crímenes de lesa humanidad, cometidos a través de los organismos de inteligencia del Estado, orquestadas por personas en los niveles más altos de autoridad, han tenido lugar en un clima de casi total impunidad. La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para que se garanticen los derechos de las víctimas a la justicia y a la reparación”.
El dirigente estudiantil Villca Fernández declaró en 2014, mientras estaba clandestino en Venezuela, que nunca se arrepentiría de luchar por la democracia y la libertad de su país, y que esta batalla incluye al régimen cubano, “que en definitiva es quien da las órdenes”.
Fernández agregó: “Nuestra soberanía ha sido violada por una dictadura que intenta instalarse en nuestro país, y esto no lo vamos a permitir. La lucha es por la vida, pero también por la soberanía de nuestro país”.
La abogada y defensora de los derechos humanos, Laritza Diversent, directora del centro de asesoría legal Cubalex, sostuvo en 2020 durante una conferencia organizada por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), que durante más de seis décadas, la comunidad internacional hizo caso omiso al sistema represivo y dictatorial que impuso el castrismo en la isla.
“Si se hubiesen tomado medidas con Cuba, hubiesen sabido cómo hacer frente a la crisis venezolana, que tiene una crisis humanitaria muy fuerte”, dijo Diversent, exiliada en Estados Unidos. “La comunidad internacional no ha podido hacer nada. Los mecanismos son ineficientes contra gobiernos dictatoriales. ¿Qué más hay que esperar ante lo que ocurre en Cuba, Venezuela y Nicaragua?”.
*Este artículo se publicó originalmente en El Toque, de Cuba. El texto fue escrito por Marleidy Muñoz y Raúl Medina Orama.
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elTOQUE es una plataforma multimedia independiente enfocada en contar Cuba. Surgió en 2014 como un proyecto del departamento latinoamericano de la organización no gubernamental holandesa RNW Media (antigua Radio Nederland Wereldomroep). En 2017, un equipo de periodistas y blogueros cubanos asumió el proyecto.
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