19 de agosto 2024
La quinta entrega del Informe: “Nicaragua: ¿una Iglesia perseguida”, de la abogada e investigadora Marta Patricia Molina, confirma que la persecución contra la Iglesia católica ha continuado en los primeros seis meses de 2024, totalizando 870 agresiones desde abril de 2018, a pesar del silencio que, desde el Vaticano, se ha impuesto a los sacerdotes y obispos que fueron encarcelados y desterrados por la dictadura Ortega-Murillo.
La investigadora señala que, aunque no tiene una versión oficial del Vaticano, “algunos sacerdotes y religiosas me han informado que parte de este silencio de algunos obispos y sacerdotes ha sido precisamente por la orientación del Vaticano, porque ellos consideran que con el silencio no se van a entorpecer algunas pláticas que existen entre el Estado Vaticano y Nicaragua”.
Molina considera que el silencio “ha sido parte de una estrategia, por el miedo y porque tal vez hay obispos y sacerdotes que son allegados a la dictadura, entonces prefieren hacerse los ciegos ante toda esta persecución, pero también porque quienes están asediados, amenazados y vigilados son los obispos, son los sacerdotes, pero la estrategia del silencio hemos visto que no ha funcionado”.
En una conversación con Esta Semana y CONFIDENCIAL, Molina destacó que en Nicaragua existe una persecución “por motivos religiosos”, pero tampoco descarta “la persecución por motivos políticos”, por la paranoia de la dictadura.
Sin embargo, Molina insiste que “a diario los medios de comunicación están reportando los asedios, la persecución, las profanaciones y un sinnúmero de agresiones en contra de la Iglesia católica, que lo único que deja en evidencia es que el silencio no ha servido de nada, porque la dictadura continúa en este afán de destruir por completo esta institución”.
El quinto informe sobre la persecución contra la Iglesia católica en Nicaragua registra que, hasta julio de 2024, la dictadura ha ejecutado 870 agresiones contra la Iglesia, que incluye acciones de encarcelamiento y destierro contra 154 sacerdotes y 91 religiosas. ¿Qué impacto tiene esto en la vida del país y en la vida de la Iglesia Católica?
El impacto más negativo está sobre los laicos, porque son ellos quienes no están desarrollando su vida religiosa a cabalidad, ya no pueden confesarse ni recibir los sacramentos. Hay muchas iglesias en la diócesis de Matagalpa y Estelí, en donde no se está celebrando la Eucaristía, pero tampoco se puede celebrar la palabra, porque también la Policía está persiguiendo a los delegados de la palabra y a los diáconos que se encargaban de realizar esta tarea y les están prohibiendo además que lleven la comunión cuando ellos visitan a los enfermos.
El impacto peor es para los laicos. Aunque los sacerdotes que son desterrados sufren porque son retirados de la misión para la que fueron formados y para lo que se les encomendó, ellos continúan su vida religiosa en otros países, siempre con la tristeza, pero los laicos quedan en la desprotección total y también bajo el asedio. Estos sacerdotes van desterrados a Roma, pero los laicos se quedan sufriendo el acoso de la Policía, también encarcelados, porque hay más de 14 laicos encarcelados por motivos religiosos y el día de hoy (viernes 16) se suman dos personas laicas más, porque por la mañana secuestraron a dos hermanas de una de las últimas colaboradoras de la Diócesis de Matagalpa.
Odio de Murillo contra la fe católica
La Diócesis de Matagalpa que has mencionado ha sido la más golpeada, ha sido atacada con saña tanto en la captura de sacerdotes y el destierro y la persecución de los laicos. ¿Por qué?
Considero que es porque el odio que tiene la dictadura sandinista, particularmente de doña Rosario (Murillo), en contra de la fe católica, pero también por lo que representa su obispo, el monseñor Rolando José Álvarez, que hasta el día de hoy es el titular tanto de la diócesis de Matagalpa como la de Estelí. Ellos pretendían que, con el secuestro y posterior destierro del obispo, en la diócesis el trabajo pastoral cayera por su propio peso. Pero como no lo han logrado, o sea, la diócesis continúa su trabajo pastoral, entonces ellos están apurando esta caída y es por eso que vemos que más del 75% del clero diocesano de la Diócesis de Matagalpa está exiliado, o fue encarcelado o fue desterrado. Quedan pocos sacerdotes diocesanos frente a esta diócesis que es extremadamente grande.
¿Hasta donde es una persecución en contra de la fe, o es una persecución por motivaciones políticas? El Grupo de Expertos en Derechos Humanos de Naciones Unidas, en un informe que presentó, dice que el objetivo de fondo de esta persecución es silenciar la voz de la Iglesia, prohibir el derecho de los ciudadanos a reunirse, incluso a salir a las calles en procesiones para acallar completamente sus voces, vos hablas de una persecución contra la fe, Humberto Belli, también ha señalado que hay un motivo religioso ¿Qué dice tu informe?
Mi informe dice que es por motivos religiosos esta persecución, porque han silenciado de manera obligatoria las voces de los obispos, pero ahora, como miran que el trabajo pastoral continúa a través de la formación que tenemos los laicos, que están asumiendo determinados roles que hacen los sacerdotes, entonces esto tampoco a la dictadura le parece.
Pero tampoco descarto la persecución política, la dictadura tiene una paranoia con todo lo que tenga que ver en reuniones. Es por eso que envían a sus emisarios del mal a estar investigando, tomando fotos y acusando cuando los grupos pastorales se reúnen. Puede ser que sea una doble combinación, pero nosotros desde el estudio “Nicaragua, ¿una iglesia perseguida?” el enfoque que le da es de persecución religiosa.
Pero hay algunas diócesis del país en las cuales existe otra clase de relación entre los obispos y el poder, entre las parroquias y el poder. ¿Se puede describir eso como una cooptación, como una colaboración?
En este momento la persecución más evidente es en las diócesis de Matagalpa y Estelí, pero el resto de diócesis están bajo vigilancia policial. No significa que como no han secuestrado a sacerdotes de otras diócesis en el tiempo reciente, que no estén bajo asedio, claro que están bajo asedio. El 13 de agosto, hubo una grave profanación en una capilla de la Diócesis de Granada, las parroquias, la mayoría, llamaron a oración a los católicos para hacer un acto de desagravio que es propio del catolicismo, una vez que existe un tipo de profanación, y la Policía, inmediatamente, cuando se enteró de que ellos estaban llamando a la oración, comenzaron a visitar las diferentes parroquias y amenazar con cárcel a los párrocos, si no ordenaban retirar estas publicaciones. A la iglesia se le han cerrado absolutamente todos los espacios, y no únicamente a las diócesis de Matagalpa y Jinotega, sino que también se están observando estos hechos en otra diócesis.
Este informe registra la prohibición de casi 10 000 procesiones religiosas, 9688 procesiones y actividades religiosas. ¿Hay alguna orden escrita de parte de la Policía? ¿Invocan alguna ley para realizar estas prohibiciones?
En Nicaragua no existe ninguna ley que prohíba las actividades de piedad popular y, aunque el Estado nicaragüense es laico, también promueve la libertad religiosa.
La dictadura sandinista, a través de la Policía Sandinista, que son los que llegan a notificar a los obispos y sacerdotes acerca de estas prohibiciones, no dejan ningún documento y tampoco evidencia que han realizado esta visita y esta prohibición.
Discurso de odio contra la Iglesia católica
El informe también habla del discurso de odio que algunas de las máximas autoridades del país lanzan contra la Iglesia católica. ¿Qué impacto tiene este discurso, estas amenazas?
Es como una luz verde que envía la pareja dictatorial a sus secuaces, cuando hablo de secuaces me refiero a miembros de la Policía, del Ejército, los grupos paramilitares, los miembros de la Juventud Sandinista y los Consejos del Poder Ciudadano. Ellos se sienten apoyados con este discurso de odio y dicen: —“si la jefa da luz verde para hacer daño a estas personas religiosas, entonces eso significa que una vez que nosotros hagamos el daño, no nos va a pasar nada”. O sea, ese discurso de odio es el que ampara todo este daño que se está realizando en contra de la Iglesia católica, y es por eso que después vemos toda esta estela de impunidad que se está fabricando en el país.
¿Hay algún caso de sandinistas, empleados públicos, personas vinculadas al Gobierno que hayan sido afectadas por estas acciones de persecución religiosa?, porque hay mucha gente que se declara católica, independientemente de su filiación política.
Sí, existen estos casos, pero la mayoría quedan en el anonimato y en el silencio, porque esto también tiene que ver con el miedo. La dictadura se ensaña aún más con las personas más allegadas a ellos o a los trabajadores. Existe este miedo de denunciar porque saben que, posteriormente, la venganza no es únicamente en contra de ellos, sino contra el núcleo familiar.
Tengo conocimiento de muchos trabajadores del Estado católicos que, en este momento, se encuentran pidiendo asilo político en Estados Unidos, o están en otros países buscando esta protección, porque ya no soportaban más este ataque que sigue realizando la dictadura en contra de la Iglesia. Ellos sentían como que iba contra sus principios cristianos y prefirieron, pues obviamente abandonar el trabajo y posteriormente el país.
“Silencio no ha funcionado”
En el informe hablas también de las distintas motivaciones que pueden existir detrás de el silencio de la Conferencia Episcopal de la Iglesia católica ante esta persecución y si existe o no una orden o un mandato del Vaticano para mantener ese silencio. A pesar de eso, siguen capturando a sacerdotes, siguen persiguiendo a laicos, pareciera que ese silencio no tiene tampoco ningún efecto en contener la represión y la persecución.
Sí, el silencio ha sido parte de una estrategia, yo lo veo por dos vías, una es por el miedo y, la otra, porque tal vez hay obispos y sacerdotes que son allegados a la dictadura, entonces, prefieren hacerse los ciegos ante toda esta persecución, pero también porque quienes están asediados, amenazados y vigilados son los obispos, son los sacerdotes, pero la estrategia del silencio hemos visto que no ha funcionado.
A diario los medios de comunicación están reportando los asedios constantes, las persecuciones, las profanaciones y un sinnúmero de agresiones en contra de la Iglesia católica, que lo único que deja evidencia es que el silencio no ha servido de nada, porque la dictadura continúa en este afán de destruir por completo esta institución.
¿En estas investigaciones has tenido contacto con alguna fuente relacionada con el Vaticano o con obispos que hayan tenido contacto con el Vaticano, para conocer realmente si ellos han dado una orden o un mandato de silencio?
No he tenido un vínculo o comunicación directa con personas que trabajen para el Vaticano, pero sí algunos sacerdotes y religiosas me han informado que parte de este silencio hacia algunos obispos y sacerdotes ha sido precisamente por la orientación del Vaticano, porque ellos consideran que con el silencio no se van a entorpecer algunas pláticas que existen entre el Estado Vaticano y Nicaragua.
Pero a veces los cuestiono —“Pero, padre: ¿Qué negociación o qué diálogo puede existir entre una persona que actúa de buena fe y un delincuente criminal, como son los Ortega-Murillo, que lo único que buscan es imponer sus ideas y su proyecto de dictadura dinástica?”.
Pero, bueno, ellos son, como me dijo uno, simples soldados que si reciben una orientación de su superior. La Iglesia siempre ha sido vertical. Está en la cúspide el papa, después los obispos, los sacerdotes, los diáconos, seminaristas y así, entonces ellos tienen que atender y aceptar la orden que emana de su superior. Pero el silencio creo que no es la la mejor vía en este momento.