26 de julio 2024
Desde 2018, el fotoperiodista nicaragüense Oswaldo Rivas empezó a sentirse perseguido por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. En cada cobertura periodística era “normal” verse rodeado de policías, militares o civiles que se identificaban como “inteligencia”, quienes lo interrogaban y lo sacaban de las actividades.
El nicaragüense trabajaba como corresponsal gráfico de la Agencia Francesa de Prensa (AFP). Cuenta que, desde 2019, la represión contra los periodistas internacionales incrementó en Nicaragua. El pasado 4 de junio, en la catedral de Granada, una patrulla policial le impidió realizar su trabajo junto a un periodista francés independiente, que llegó a Nicaragua para documentar la persecución religiosa.
“No pudimos hacer nada, tuvimos que suspender el trabajo, nos fuimos, pero desde ahí comenzó la persecución contra mí”, afirma en una entrevista vía telefónica con CONFIDENCIAL.
Un día después, cuando cubría el partido de Nicaragua versus Montserrat, por las eliminatorias de la Concacaf 2026, fue alertado por unos amigos de que lo detendrían esa misma noche. “Lo que hice fue quedarme en el partido hasta el final, hacer como que iría a la conferencia después del partido, irme a un baño y colarme con la fanaticada que salía del estadio”, recuerda.
“Me robaron mi casa y la vaciaron”
Desde entonces, Oswaldo Rivas no volvió a su casa, ubicada en Carretera Vieja a León. “Llamé a personas que estaban ahí y me dijeron que dos personas de civil estaban estacionados en un carro frente a la casa. Al día siguiente volví a llamar y me dijeron ‘no vengas que está lleno de policías y patrullas’”, relata.
El fotoperiodista decidió salir del país por puntos ciegos y ahora se encuentra en Estados Unidos. Pero salir al exilio, le costó quedarse sin nada. Desde entonces, los policías se encuentran en su casa, que además la saquearon. “Se llevaron todo, desde computadoras, televisores, mi bicicleta de montaña, mi camioneta y la de un amigo que estaba afuera de la casa”, explica.
Además, cuando salió del estadio, el vehículo en el que se movilizaba lo dejó en casa de unos amigos. “La semana pasada les dije que lo vendieran porque necesito dinero, pero cuando el señor que lo compró intentó hacer el cambio de dueño, la Policía se lo confiscó y le dijo que ‘pertenecía a una persona que está acusada de traición a la patria’”, denuncia.
“Me robaron la casa y me la vaciaron, a pesar de que está a nombre de mi esposa. Lo mismo pasó con los vehículos y solo uno de ellos estaba a mi nombre”, lamenta.
Subraya que ha consultado con algunos abogados, quienes le explicaron que “no hay nada que hacer”, y ninguno se atreve a preguntar porque “temen” que al defenderlo “les cancelen sus títulos”.
“Éramos vistos como enemigos”
Oswaldo Rivas destaca que los periodistas y fotógrafos de agencias de prensa eran vigilados y perseguidos “todo el tiempo” por hacer su trabajo. “El año pasado cubrí un acto público del Ejército, en la Avenida Bolívar, y fui sacado por diez miembros que decían que eran de inteligencia militar. Me llevaron a mi camioneta, me hicieron fotos y videos”, detalla.
El 30 de agosto de 2018, cuando fotografiaba un rótulo de Daniel Ortega, fue detenido y requisado por policías, junto a un fotógrafo holandés.
#ReporteCiudadano | Este miércoles, mientras el fotorreportero de Reuters Oswaldo Rivas fotografía un rótulo de Ortega en #Managua, la Policía lo detuvo y revisó sus equipos. Junto a Rivas, se encontraba un fotógrafo holandés, que también fue revisado. pic.twitter.com/Khg1Ubycgr
— Confidencial Nicaragua (@confidencial_ni) August 30, 2018
En octubre de 2018, fue arrollado por un paramilitar motorizado cuando fotografiaba el momento en que policías reprimían a un grupo de personas que se disponían a participar en una protesta contra Ortega.
“Soy de esos fotoperiodistas que inicia una historia y la quiere terminar, por eso no me quería ir de Nicaragua, yo quería seguir contando lo que inició en 2018, pero es imposible seguir en el país”, asegura.
Oswaldo Rivas comenzó a hacer periodismo desde 1987 como corresponsal de guerra. Posteriormente, trabajó en el desaparecido diario La Tribuna. Desde 1997 hasta 2020 fue fotógrafo de la agencia de noticias Reuters, y desde 2021 hasta hace unos días, trabajaba para AFP.
Actualmente está desempleado y busca regularizar su estatus migratorio en Estados Unidos para empezar una nueva vida, aunque “tiene fe” en regresar y recuperar lo que le robaron.
“Es triste ver que, prácticamente, no queda nadie retratando lo que sucede en Nicaragua”, apunta.