La mordaz crítica sociopolítica de Zanatillo, el artista exiliado nicaragüense

Videos con su música han circulado en redes sociales, sobre todo la canción Nos Pelaron, que la gente ha compartido en su Facebook e Instagram, o reenviado a sus cercanos a través de Whatsapp, identificada con el mensaje: al ritmo de rock y con jocosidad una voz masculina narra todo lo que la dictadura en Nicaragua se ha “pelado” o ha robado a la ciudadanía. El estribillo, sin embargo, acaba reivindicando que lo que los dictadores “no pudieron ni podrán” es “robarnos la dignidad”. 

Zanatillo, el autor de ese tema viral, es un artista nicaragüense refugiado en Estados Unidos que encontró en la música un medio para protestar. Y aunque lo hace desde el anonimato para protegerse a sí mismo y a su familia de las represalias de la dictadura, poco a poco se ha dado a conocer dentro y fuera de Nicaragua.

 “La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo persigue a los artistas”, explica. Durante los últimos años, la represión estatal ha alcanzado a todos los sectores de la sociedad, incluidos los artistas que no comulgan con el régimen, quienes han sido detenidos y desterrados de facto del país. 

El joven adoptó el seudónimo de Zanatillo por la conexión con un ave que considera representativa de su actitud crítica y observadora.  

Mediante su música, ha convertido su experiencia de exilio y lucha en himnos de resistencia y esperanza. Zanatillo ha compuesto temas emotivos como Suzuki Blanco, Nos Pelaron y Nicaragua del Sur, Costa Rica del Norte, con videos musicales que refuerzan su mensaje.

El artista inició su carrera de manera autodidacta, aprendiendo a través de videos en YouTube. “En Nicaragua, el acceso a una educación musical formal era extremadamente limitado; a menudo, los profesores no asistían y la falta de instrumentos era un obstáculo significativo”, menciona.

El exilio del Zanatillo

Como muchos jóvenes nicaragüenses, Zanatillo fue forzado a abandonar su país debido a la creciente represión y violencia política. Primero llegó a Costa Rica y posteriormente a Estados Unidos, buscando un entorno más seguro y mayores oportunidades para continuar su carrera musical.

Zanatillo ha redefinido su carrera artística en colaboración con Ludwig Aldair, un compatriota y productor musical también exiliado en Costa Rica. “Ludwig ha sido clave en la materialización de mis visiones musicales –explica Zanatillo–, juntos hemos creado una expresión creativa que no solo desafía el olvido, sino que también exalta la resiliencia y el espíritu indomable de nuestra cultura”, dice. 

Suzuki Blanco es la primera canción de Zanatillo escrita durante su tiempo en Costa Rica. Refleja la nostalgia y el dolor del exilio, inspirada por un encuentro casual con un carro similar al de su mamá. “Una tarde, mientras estaba sentado en una acera, se estacionó frente a mí un Suzuki Blanco idéntico al de ella. Por un momento pensé que mi madre bajaría del coche. Esa intensa sensación de nostalgia me llevó a escribir la canción”, explica.

Nos Pelaron es su segunda canción y la más popular. Es una “crítica directa y mordaz” contra la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua. “Es un reflejo crudo y directo del dolor que la dictadura ha infligido en la población nica, narra, sobre todo, lo que nos han quitado y nos siguen robando”, refuerza.

El video musical de Nos Pelaron cuenta con la participación de los jóvenes excarcelados y desterrados políticos Samantha Jirón y Kevin Solís, quienes encontraron en la canción un eco de sus propias experiencias de represión y despojo. “Cuando supieron sobre lo que trataba la canción, se identificaron y se dispusieron a colaborar”, indica el autor del tema.

Nicaragua del Sur, Costa Rica del Norte es otra canción que está actualmente en producción. Explora el choque cultural y las experiencias vividas por Zanatillo al llegar a Costa Rica, y que destaca tanto los aspectos positivos como las dificultades de la migración.

“Al llegar a Costa Rica, enfrenté desafíos significativos no sólo para encontrar empleo, sino también debido a la xenofobia que impera en algunos sectores", explica Zanatillo. "Este ambiente hostil complicó mi integración inicial y me impidió dedicar tiempo al arte, una pasión que tuve que relegar mientras me esforzaba por establecerme en un entorno nuevo y a menudo poco acogedor”, describe.

Actualmente trabaja en su última canción Juventud Divino Tesoro, que refleja la nostalgia y la pérdida de la juventud entre los jóvenes exiliados nicaragüenses, un tema emotivo que busca conectar con aquellos que han tenido que abandonar sus país de origen.

“Revoluta”, el primer álbum de Zanatillo

Zanatillo prepara Revoluta, su primer álbum conceptual. El disco contendrá entre seis y ocho canciones, abordará temas como el exilio, la migración, las tensiones políticas en Nicaragua y su experiencia personal. El álbum incluirá tanto las canciones ya conocidas, como otras que están en proceso de creación.

“Las restricciones económicas y la falta de tiempo son factores decisivos en la producción del disco, lo que me impide establecer una fecha de lanzamiento definitiva. Grabo las canciones según dispongo de recursos y tiempo”, explica Zanatillo.

 Zanatillo forma parte de COPAL, un Colectivo de Productores Audiovisuales y Artistas Latinoamericanos que residen en Costa Rica y que recientemente lanzó su álbum

“Monarca” . Este colectivo funciona como una plataforma para que los artistas que enfrentan situaciones de desplazamiento y exilio puedan expresarse y compartir sus experiencias a través del arte.

“Queremos amplificar nuestras voces y narrativas en un espacio que celebra la diversidad y la resiliencia cultural. Este enfoque colectivo no solo enriquece nuestras obras, sino que también fortalece la solidaridad entre artistas en circunstancias similares”, comenta Zanatillo.

El artista revela que sus familiares le han recomendado abandonar su carrera musical pues se preocupan por su seguridad al abordar temáticas críticas de la dictadura. Sin embargo, él se resiste a abandonar su proyecto. “Trabajar desde el anonimato me permite ser más transparente y honesto en mi arte”, refuerza.

Zanatillo está consciente de las limitaciones que su elección del anonimato impone en términos de conectar con el público de manera física, pero encuentra en las plataformas digitales un medio eficaz para alcanzar a su audiencia y compartir su mensaje sin comprometer su seguridad o la integridad de su proyecto.