13 de julio 2024
Seis de cada diez nicaragüenses quieren irse del país, según un estudio de Hagamos Democracia, realizado en 20 municipios del país. La organización identificó entre las razones de quienes desean irse que no tienen empleo, o si lo tienen es precario y el salario insuficiente, con el resultado de que sienten que no tienen futuro en la tierra que los vio nacer.
Citando datos oficiales, el economista Enrique Sáenz contrastó el supuesto crecimiento de la economía nacional, de 4.6%, mientras el empleo crecía 0.1%. “¿Qué clase de crecimiento económico es ese que no genera empleo? No solo no genera empleos sólidos, sino que hace crecer el empleo precario, que es de 55% según datos oficiales. Cerca del 90% no le alcanza su salario para comprar la canasta básica, lo que ratifica el escaso poder adquisitivo de las familias”, cuestionó.
Los deseos de dejar el territorio nacional no son nuevos. El país ha sido emisor neto de migrantes desde la década de los años 70 del siglo pasado, cuando miles se instalaron en Costa Rica y Estados Unidos huyendo de la inestabilidad política y militar que se vivía en Nicaragua.
El fenómeno se repitió en la década siguiente, con miles saliendo hacia esos dos destinos, pero también hacia Guatemala y, aunque disminuyó en los siguientes 25 años, la matanza ordenada por Daniel Ortega y Rosario Murillo para asegurar su perpetuidad en el poder, reinició en 2018 un éxodo que ya suma más de 800 000 personas, o sea, alrededor del 12% de la población.
La cifra ‘seis de cada diez’ (el número exacto es 61.4%), tiene dos particularidades. La primera, que es menor que lo encontrado en la encuesta anterior, en marzo de 2024, cuando el número de los que querían irse fue de 77.4%. La segunda es la edad de esos migrantes potenciales, como lo detalla el Informe Percepción de la Realidad Política, Social y Económica de Nicaragua.
Aunque la tendencia se mantiene fuerte, y muy por encima de la mitad, esa disminución de 16 puntos porcentuales podría explicarse por la incertidumbre sobre la continuidad del parole humanitario tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre próximo, así como el establecimiento de políticas antimigratorias, cierre de la frontera, y cancelación del parole, si gana Donald Trump.
Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano, añade una razón más: se ha ido tanta gente (casi un octavo de la población), que ya no quedan tantas personas que realmente puedan hacer ese viaje.
El otro elemento es la edad de los que siguen marchándose. Lo normal es que quienes se vayan sean jóvenes en busca de sus sueños, o padres y madres de mediana edad que buscan cómo proveer a sus hijos y familiares mayores, dato refrendado durante la encuesta de marzo pasado, cuando solo el 3.8% de los que había migrado estaba en el rango de ‘50 años o más’. Ese porcentaje se elevó hasta el 8.6% de los encuestados en este mes de julio.
Desempleo. Pobreza. Desesperanza
La consulta -en la que participaron 200 personas de El Carmen, Ciudad Sandino y San Rafael del Sur, en Managua; Telica, Corinto, Nagarote y Chinandega, en occidente; Masaya, Rivas, Niquinohomo, Catarina, Granada y Nandaime en el oriente, Waspam y Bluefields en el Caribe, Juigalpa en el centro, y San Fernando, Estelí, La Trinidad y Ocotal en el norte- también preguntó las razones para querer irse del país, las que pueden resumirse con tres palabras: desempleo, pobreza y desesperanza.
Solo el 28.4% de los que respondió el cuestionario dijo tener empleo formal. 16.2% dijo que estaba desempleado, y 55.3% trabaja “por cuenta propia”, lo que puede significar que no tiene un salario fijo, o que trabaja menos de 48 horas por semana, o que le pagan menos que el mínimo, que no paga seguro social, o que efectúa cualquier labor -ocasional o no- para obtener unos cuantos córdobas.
El 35% de las personas encuestadas expresó que sus ingresos por mes oscilan entre 3500 y 5000 córdobas; el 25.4% respondió que obtiene entre 5500 y 7000; el 23.4% entre 7500 y 10 000, y solo el 16.2% (la sexta parte de la muestra) tiene ingresos de más de 11 000 córdobas, lo que significa que solo algunos de los integrantes de este grupo de privilegiados puede cubrir sus necesidades básicas mensuales.
Al considerar que solo el 12.7% de las personas consultadas expuso que sus ingresos les permite cubrir sus gastos mensuales y cotidianos, el autor del informe señaló que los datos confirman el deterioro sistemático de la economía, y que prácticamente todas las personas consultadas que tienen empleo o trabaja por cuenta propia, “tales ingresos y el salario en particular, sigue siendo insuficiente e incapaz para cubrir los gastos cotidianos y las necesidades básicas de subsistencia”.
En ese contexto, las respuestas de los consultados sigue otorgando a las remesas la categoría de salvavidas económico, siendo que el 52.8% de los encuestados dijo que en su hogar se recibía dinero enviado por sus familiares que están viviendo en el extranjero, y 64% respondió que ese aporte es fundamental para su subsistencia, de tal suerte que sin esta no podría llegar al fin de mes, lo cual vuelve a poner de relieve la alta dependencia de las remesas, que sufre la sociedad nicaragüense.
Finalmente, la percepción sobre el futuro es absolutamente mala, siendo de las percepciones negativas más altas en comparación con las encuestas de los trimestres anteriores. El 99% de los encuestados tiene una mala percepción sobre el futuro, y solo el 1% tiene una percepción contraria, manteniéndose casi igual al 99.5% del trimestre pasado.
“Estos datos manifiestan la gravedad de la situación política y social, que no refleja un futuro mejor para los y las nicaragüenses mientras no se solucionen los principales problemas del país, que son principalmente políticos, y tienen relación con el flujo migratorio, sea regular o irregular. Basado en este dato, podemos afirmar que todo el presente año ha sido de muchísima incertidumbre en el plano político y social para los y las encuestadas a tal punto que, prácticamente, 10 de cada 10 nicaragüenses, tras el primer semestre, no perciben que el futuro y rumbo del país sea el mejor”, señala el documento.