11 de julio 2024
El Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), tuvo un superávit financiero por primera vez en una década. Más que una noticia para celebrar, el dato solo confirma la insostenibilidad de las finanzas de la entidad, y que sin el apoyo del Gobierno, este es “incapaz de sostenerse financieramente”, según el Informe de Coyuntura de mayo de 2024, elaborado por la Fundación Sin Límites para el Desarrollo Humano (FSL).
La FSL es un centro de pensamiento e incidencia, entre cuyos objetivos está la generación de conocimientos y la sistematización de la información relevante de tipo político y económico, para propiciar la reconstrucción del tejido social nicaragüense.
El superávit del INSS —calculado en 137.4 millones de córdobas en 2023— “es el primer superávit para la institución desde 2013”, pero, como recalca la Fundación “se basa parcialmente en las transferencias que esta institución recibe del Gobierno, las cuales fueron de 5712.8 millones” en 2023, y de 4119 millones en 2022.
No es primera vez que el Gobierno tiene que desviar copiosos recursos del Presupuesto General de la República para mantener a flote al INSS, pero sí la primera vez que el Instituto logra cerrar el año generando un superávit. Según su Informe Anual 2022, el INSS tuvo un déficit de casi 2905 millones de córdobas en 2021, y de 2091 millones en 2022.
En ese momento, el déficit esperado para 2023 superaba los 3570 millones, según las previsiones incluidas en el Presupuesto General de la República 2023. El aporte de más de 5700 millones en conceptos de aporte estatal, pensiones especiales, bonos de la República, bonos de capitalización nominal e intransferibles, y apoyo presupuestario en general, el que impidió sumar un año más en terreno negativo.
La FSL asevera que los libros del presupuesto 2023 muestran que “el componente de apoyo presupuestario representó el 58.6% del total de transferencias, y fue transferido en su totalidad durante el último trimestre del año… Este resultado deja en entredicho la efectividad de la reforma a la seguridad social efectuada en 2019, pues indica que, sin el apoyo del Gobierno, el INSS es incapaz de sostenerse financieramente.
INSS estaba en quiebra técnica desde hace rato
El INSS se considera en quiebra técnica desde, al menos, el inicio de la década pasada. Aunque, en ese momento, sus reservas técnicas superaban los 10 000 millones de córdobas, los actuariales que proyectaban el estado de las finanzas del Instituto para los años siguientes hicieron el anuncio fulminante de una certeza estadística: el INSS se hundiría si no mejoraba la correlación de gastos e ingresos de la entidad.
Esa fue la base de las reformas efectuadas en 2013, cuando el Gobierno y el sector privado pactaron un aumento en las cotizaciones obreras y patronales que, en palabras del asesor presidencial, Bayardo Arce, le pasaba la pelota (o sea, el problema), a la siguiente generación.
Arce no pudo estar más equivocado: apenas cinco años después, la aprobación de un nuevo paquete de reformas sin la aceptación del sector privado, fue la chispa que encendió la Rebelión de Abril y, a la larga, orilló más contra las cuerdas a las finanzas del INSS, que vio cómo se perdían miles de puestos de trabajo y, por consiguiente, de cotizantes. A la par, aumentaba la demanda de servicios de salud, así como de asignación de pensiones.
La crisis socioeconómica que derivó de la violenta represión ejercida por el Gobierno, que se saldó con 355 muertes confirmadas y muchas más reportadas, significó una merma constante en el número de aportantes a la seguridad social, lo que se tradujo en mayores niveles de presión sobre las finanzas del INSS y, a la larga, en la extensión de la racha de una década acumulando déficits.
El problema para los administradores del INSS, y el gabinete económico de la dictadura, es que la recuperación del empleo ocurre a cuentagotas y con altibajos, con el agravante de que los salarios que se pagan en el país son insuficientes para inyectar algún nivel de estabilidad a las finanzas del Instituto.
Citando datos del BCN, el Informe de la Fundación Sin Límites destaca que el mercado laboral formal estuvo estancado a lo largo de 2023, “aunque se observan leves señales de recuperación a inicios de 2024”. Al ver la data más de cerca, resalta que a lo largo de 2023 el crecimiento mensual del empleo fue inferior al 1.0%, con una leve caída interanual de 0.04% en agosto, y que cerró el año con una recuperación de 8500 empleos. La cifra fue notoriamente inferior a los 13 400 empleos que se generaron en 2022, y a los 46 700 de 2021.
A partir de diciembre de 2023 se aprecia lo que parece ser una leve tendencia creciente en la creación de empleos formales, con crecimientos ascendentes por encima de 1.0% por tres meses consecutivos. Los 12 800 empleos generados entre enero y febrero de este año, superan los 8200 generados en el mismo período de 2023, aunque no pudieron alcanzar los 15 600 que se adicionaron entre enero y febrero de 2022. “Sobresale que en febrero se superaron los 800 mil asegurados activos del INSS por primera vez desde junio 2018”, destaca la FSL.
Urge aumentar las recaudaciones
Además de la tendencia a la mejora en la generación de empleos observada en los primeros meses del año, la recuperación de los salarios reales del sector formal también sería una buena noticia para la estabilidad del sistema… si no fuera porque aún están por debajo de los salarios reales de 2018.
Al comparar la capacidad de compra que tienen los salarios actuales, con la que deberían tener si el país hubiera mantenido de forma constante el mismo nivel de crecimiento observado entre 2017 y 2018, resulta evidente que la capacidad de adquirir bienes y servicios en febrero de 2024 debería ser 15.8% superior al nivel promedio de 2018. Dicho de otra forma, “los salarios actuales aún no permiten adquirir la misma cesta de bienes y servicios de 2018”.
El problema es que para que esas noticias pudieran incidir de manera importante en las finanzas del INSS, deberían de poder sostenerse en el tiempo, fenómeno que no refrendan los datos de los últimos meses, por cuanto la tasa de desempleo abierto se mantiene constante a inicios de 2024, luego de mostrar una tendencia al alza hasta noviembre de 2023.
El resultado de los dos últimos meses de 2023 (3.9% de desempleo en noviembre, y 2.5% en diciembre), se evaporó rápidamente entre enero y febrero de 2024, cuando regresó hasta 3.7%. Los economistas de la FSL opinan que el descenso en el número de desempleados observados en el último bimestre de 2023, se debe al natural aumento del empleo en el mes de diciembre, junto con el aumento de la migración.