6 de julio 2024
Irma tenía cinco años de dar clases en un colegio de Masaya cuando decidió renunciar. Confiesa que la decisión le costó mucho porque “amaba” compartir todos los días con sus alumnos. Pero el bajo salario y la extrema vigilancia de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo terminaron de convencerla. “Me tuve que retirar de las aulas, al igual que muchos otros maestros”, dice.
Después que ella renunció, “siguieron muchos otros” y explica que ahora “la mayoría de maestros del colegio son jóvenes, que empiezan a trabajar por primera vez”. Irma cuenta que tardaron casi seis meses en pagarle la liquidación. “Cuando renuncias, no tienen forma de retenerte porque no pueden hacer una mejor oferta”, confiesa.
Su liquidación fue de unos 35 000 córdobas. “Es poco, porque los maestros seguimos teniendo bajos salarios, pero al menos tuve la suerte de salir antes de los nuevos cálculos que impusieron, porque me habrían dado mucho menos”, compara.
Ahora trabaja en una empresa de servicio al cliente. “No era el sueño de mi vida, pero me pagan mejor y no tengo la presión de sentirme obligada a adoctrinar a los estudiantes, ni de participar en actos partidarios”, afirma.
Irma afirma que, en el ámbito nacional, “todos los días hay renuncias de maestros”, y cree que la mayoría se va porque no están dispuestos a impartir clases por no seguir bajo sometimiento político. Muchos prefieren dedicarse a emprender en negocios, dedicarse a otros oficios o migrar.
Cinco años perdiendo maestros
Nicaragua ha perdido 2931 maestros entre 2019 y mayo de 2024, según las cifras de distribución del empleo por categoría ocupacional en el Gobierno central, que publicó recientemente el Banco Central de Nicaragua (BCN).
De acuerdo con ese informe, el sistema de educación pública hasta mayo de 2024 tenía 50 026 docentes, lo que significa 395 menos que en diciembre de 2023 cuando el país cerró con 50 421 maestros para todo el país.
2019 fue el último año con crecimiento de docentes contratados, con un total de 52 957 personas para todo el sistema de educación pública. Mientras, 2023 fue el año con mayor baja en el número de docentes: 1047 menos.
El 21 de junio de 2024, la vicepresidenta y vocera del régimen, Rosario Murillo, aseguró que 54 744 docentes recibirían un bono por el Día del Maestro. La cifra de Murillo no coincide con las publicadas por el BCN y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) hasta mayo de 2024. Tampoco corresponde con el promedio de contrataciones mensuales de los últimos 17 meses.
“Renuncié porque estaba harta”
Poco tiempo después del inicio de las protestas ciudadanas de 2018, los últimos viernes de cada mes, los docentes empezaron a recibir charlas “motivacionales” que “impulsan la paz y la reconciliación” para rechazar “el golpismo”, reveló una investigación de CONFIDENCIAL publicada en agosto de 2019.
Los educadores han denunciado también que los libros que distribuye el Ministerio de Educación (Mined) incluyen contenido relacionado al culto a la personalidad de Ortega y Murillo. Además, la bandera roja y negra ha sido impuesta en los colegios y en los actos educativos de todo el país.
“A uno lo quieren tratar como que fuera un súbdito del partido y muchos estábamos en el magisterio desde mucho antes que ellos volvieran al poder (en 2007)”, comenta Mariela, una docente de educación secundaria de Carazo.
Admite que recibió constantemente órdenes de “adoctrinar a los estudiantes con propaganda política hasta vigilar el comportamiento de sus alumnos o de sus familiares”.
“Renuncié porque estaba harta de tantas presiones, del manoseo que están haciendo de la educación pública que prioriza tener estudiantes que vanaglorien a la dictadura, antes que preocuparse por la calidad”, sostiene.
Mariela asegura que los obligan a “no aplazar a estudiantes porque ellos quieren tener estadísticas perfectas, aunque todo sea una farsa”.
Además, denuncia que se les han orientado recibir capacitaciones en el manejo de armas. “Quieren que los trabajadores públicos seamos soldados ante cualquier indicio de protesta”, lamenta.
Bayardo, profesor de primaria de una escuela de Granada, señala que el régimen sigue intentando “convencernos de que hablemos de lo bueno que es el buen Gobierno” de Ortega y Murillo.
“Detrás de todo el espionaje y vigilancia a la que somos sometidos es evidente que no confían en nosotros y tienen miedo que nos rebelemos. Muchos maestros también han sido despedidos y eso a la vez provoca que la gente renuncie por el terror que han impuesto”, argumenta.
Calidad educativa no mejora en Nicaragua
La directora del Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (Cetcam), Elvira Cuadra, indica que el sector magisterial de Nicaragua “ha sido de los más castigados” y “menos apreciados” en cuanto a presupuesto y a políticas públicas para el desarrollo del país.
“El magisterio sigue trabajando en condiciones difíciles, con malos salarios y además de todo eso, que es histórico, se ha agravado con la imposición de un sistema de control en el que no tienen libertad de enseñanza”, lamenta.
Cuadra valora que ante “la fuga de docentes que buscan trabajo en la informalidad o en la migración para encontrar mejores oportunidades (…) lo que se termina castigando es la calidad de la educación”.
“Tener un sistema de educación pública que incluso obliga a los maestros que aprueben estudiantes para mantener hacia fuera la falsa estadística que todo está funcionando, lo único que dará es que más adelante estos jóvenes no estén preparados profesionalmente”, advierte la investigadora.
Más alumnos por cada maestro
En 2023, el Mined proyectó matricular a 1 543 351 estudiantes en preescolar, primaria, secundaria y escuelas especiales. Sin embargo, de acuerdo con el Informe de liquidación del Presupuesto General de la República 2023 la matrícula fue de 1 574 915 estudiantes en todas las modalidades, superando en 31 564 alumnos la meta.
En enero de 2024, Murillo anunció, a través de los medios de propaganda, que la matrícula fue de 1 803 692 estudiantes al inicio del ciclo escolar.
“Hay menos maestros, pero hay más estudiantes en las aulas de clases y todo eso afecta la calidad de aprendizaje porque es distinto dedicarles tiempo a 45 alumnos que a 55 o 65”, subraya el profesor Bayardo.
Este maestro cuenta que es difícil brindarle “tiempo de calidad a cada estudiante”.
Para Ernesto, un maestro de primaria de un colegio de Managua, el magisterio ha sufrido “muchos abusos” durante los últimos años. Las arbitrariedades van desde sobrecarga de estudiantes hasta obligarles a incluir hechos partidarios en sus clases.
“Nos obligan a participar en marchas, actos partidarios, también nos incluyen propaganda del régimen en los libros y cuando no lo hacemos nos hacen llamados de atención”, asegura.
En junio de 2024, integrantes de la Unidad Sindical Magisterial (USM) denunciaron al diario La Prensa que los maestros eran amenazados con despidos, en caso de no incluir en sus planes de trabajo una serie de actividades vinculadas a ensalzar la imagen del comandante Carlos Fonseca Amador, en conmemoración del 88 aniversario de su natalicio.
“Nos utilizan a nosotros para promover actividades partidarias y a los estudiantes los manipulan para que se sumen, a cambio de ganar puntos o perder horas de clase en actos que no les ayudan a su desarrollo personal”, denuncia Ernesto.